Más de doscientos canapés llevaba preparados Nati Lacal el viernes en el primer piso del mercado San Vicente de Paúl con motivo de la celebración del séptimo aniversario de su reapertura. Y es que en el 2010 finalizó una rehabilitación que mejoró y modernizó las instalaciones, eliminando barreras arquitectónicas y adaptando los circuitos de abastecimiento a la normativa sanitaria. Entrar ahora en este espacio, en pleno centro de Zaragoza, proporciona una sensación agradable que invita a comprar. Calles amplias, limpieza, luminosidad y puestos ordenados con productos muy apetecibles. No hay malos olores ni sensación de agobio.

Aunque no todos los puestos están ocupados. Y es que siete años después, de los 22 disponibles solo 13 están ocupados. «Se han bajado los precios de los locales, pero la crisis todavía se nota», señala Lacal. Esta voluntaria de la Asociación de Detallistas del Mercado San Vicente de Paúl lo explica con pasión mientras no deja de preparar canapés. Confiesa que desde pequeña venía con su madre a comprar a este mercado. «Mira, este de lacón con aceite de oliva y pimentón dulce sobre una base de pan y una rodaja de tomate está riquísimo», dice.

Además se ha realizado un tríptico para repartir a los clientes con cinco recetas en las que «todos los ingredientes se pueden adquirir aquí» y se detalla incluso los puestos donde poder hacerlo. Comprar en el mercado es hacer barrio. «El tendero ya sabe la señora que tiene reúma para preguntarle como está o el joven que necesita el embutido envasado al vacío a su gusto», bromea.

Tradición y cercanía

Asun, en su puesto de menudeces, aprovecha que no tiene clientes para elaborar con mimo las típicas madejas. Quedan ya pocos sitios en Zaragoza donde poder encontrarlas, pues la casquería «lleva mucho trabajo, esto es artesanal», afirma. Asun lleva toda la vida en el mercado. Sus padres ya tenían el puesto y ahora su hija Isabel se ha instalado en otro también, justo el de al lado, de encurtidos, aceitunas, bacalao y otros ultramarinos. Es un mercado famliar. «Toda la vida he comprado en este mercado. No cambio. Y la remodelación estuvo muy bien», dice Josefina.

La celebración conllevó también actividades para niños, mientras que la casa de juventud del Casco Viejo participó con música hip-hop, un microcurso de lenguaje de signos y un taller de cocina. Hubo además una degustación de arroz Brazal y otra de dulces Toquedecanela, obrador del barrio.

Además, en el espacio gastronómico que se ubica en el primer piso del mercado San Vicente de Paúl, y que está provisto de cocina y horno, se realizan durante todo el año actividades, con productos del mercado a las que pueden acudir todos los ciudadano.