El Arzobispado de Zaragoza está celebrando sus siete siglos como archidiócesis abriendo a la ciudadanía el disfrute de su extenso patrimonio cultural. Ayer lo hizo con una apertura extraordinaria del archivo diocesano -que hasta ahora solo se realizaba en torno al 9 de junio, en el Día Internacional de los Archivos-, que según explicaba a los visitantes su director, Juan Ramón Royo, reúne en realidad múltiples, al aunar documentos de la diócesis, del arzobispo como persona y algunos históricos de parroquias que se van incorporando. Un interés que, por genealogía o historia, ha atraído a casi mil investigadores en siete años.

Los avatares históricos de las diócesis han hecho que este depósito reúna documentos de muy distintos territorios, como el País Vasco, que en determinadas épocas han tenido en la capital aragonesa su sede de apelación. El poder que históricamente ha ostentado la Iglesia se refleja en la variedad documental, que refleja desde el funcionamiento de parroquias hasta actas de bautizo, matrimonio o defunción, pasando por documentos judiciales y bulas papales que se remontan al siglo XII. El pergamino hace que se conserven mucho mejor que el papel reciente, sobre todo desde que este comenzó a fabricarse con celulosa en lugar de con pasta de trapos, como los chinos lo concibieron.

Documentos

Los visitantes descubrieron curiosidades como el certificado de defunción del príncipe Baltasar Carlos, hijo de Felipe IV, que se asentó en Zaragoza por el conflicto en Cataluña (el de hace cuatro siglos). O la de nacimiento del general Palafox, una página entera de nombres. Pasando por las diferencias entre la pulcra caligrafía aragonesa y la castellana, en la que tuvo que terciar la Corona para evitar que los notarios, que cobraban por página, estirasen la letra hasta hacerla ilegible.

El archivo se cerró al público hasta junio, pero hoy abre sus puertas gratis el museo Alma Mater, también junto a la Seo, que muestra joyas artísticas de pintura gótica e imaginería. Entre ellas, por ejemplo, los tapices de Rafael Sancio que hubiesen decorado la Capilla Sixtina si no llega a interferir un tal Miguel Ángel con su pincel.