Calma tensa entre las familias de los alumnos del colegio Ricardo Mur de Casetas por la presencia de una sima en el subsuelo de este centro público que, aunque se vigila «semana a semana», le abocará al traslado. Muchos de los padres se mostraron ayer «algo preocupados» por la noticia publicada por EL PERIÓDICO, pero, al mismo tiempo, transmitieron una actitud «tranquila» con la situación. «Desde el colegio siempre se transmite la garantía de seguridad y se nos dice que está más que controlado», dijo Iván Soa.

Actualmente ya se está elaborando un estudio técnico, pero la evolución de este proceso llega «con cuentagotas» a los padres, que entremezclan cautela con cierto nerviosismo. «Yo no sabía que debajo hay una sima en esa circunstancia, lo supe por la prensa. El colegio no ha comunicado nada de manera formal, lo que sabemos son los comentarios de la gente, que dicen que nos van a trasladar algún año a la parte trasera del instituto. Son rumores. Desconocemos cuándo, cómo y dónde va a ser el cambio de ubicación», aseguraban dos madres a las puertas del Ricardo Mur instantes antes de recoger a sus hijos a las 14.30 horas.

Fuentes del Departamento de Educación confirmaron a este diario que, como consecuencia de las grietas aparecidas en alguna parte del centro por culpa de la sima, el colegio tienen cerradas «un tercio de la biblioteca y cuatro aulas», precisaron. El patio trasero está abierto y se sigue utilizando por los alumnos.

«A mí me preocupa, por supuesto, pero creo que si fuera algo muy grave nos lo habrían dicho, ¿no?», se preguntaba una madre. «Algo había oído de la sima antes, pero no hay alarma. Es un problema que se conoce por muchos», aseguraba Ignacio Villagrasa.

Precisamente ayer, la dirección del centro emitió una circular dirigida a las familias relativa al tema de la sima. «Como consecuencia de las últimas publicaciones aparecidas en prensa sobre nuestro centro y el estado del colegio, se quiere trasladar la tranquilidad que nos transmite tanto el Servicio Provincial de Educación como los técnicos de la DGA que supervisa el edificio de manera periódica», decía la carta.

Sin respuesta

Este diario intentó contactar nuevamente con la dirección del colegio, pero esta rehusó hacer declaraciones.

Muy cerca del Ricardo Mur está el bar Picopico, cuyo propietario Fernando Ariza aseguró que «hace años» que es consciente de la presencia de grietas en el centro. «Mis tres hijos han ido a ese colegio y ya entonces se decía. Casetas y el entorno está repleto de estas simas y no es extraño. Ya tuvimos un problema en el cuartel, que fue derribado una parte. El tema es sensible y ojalá no vaya a más», apuntó.