Mariscales, sacerdotes, soldados y hasta la mismísima Agustina de Aragón pudieron verse, ayer, atravesar el puente de Piedra de Zaragoza tal y como podrían haber hecho hace más de 200 años, allá por el 1808. Un viaje al pasado, en el que se recordaron los esfuerzos de los vecinos del barrio del Arrabal para defender su ciudad.

Este ha sido el escenario elegido por la Asociación Cultural los Sitios para realizar su ya habitual ruta guiada por los lugares más emblemáticos de la época de ocupación francesa. «Este barrio oculta sitios asombrosos que normalmente los zaragozanos desconocen y que te transportan automáticamente a ese momento», explicó Gonzalo Aguado, presidente de la asociación cultural los Sitios.

Esta es la ocasión perfecta y gran parte del público aprovechó la cita para lucir sus mejores trajes de época. Por un día, se vistió a la moda imperial y afrancesada. Botas de cuero para montar a caballo, pantalones de paño y bicornios es lo que más se repitió entre los hombres. Sin olvidarse, por supuesto, de los brillantes galones obtenidos en el campo de batalla. Entre las mujeres faldas largas, toquillas y sombreros goyescos.

Los detalles y la exactitud para recrear los trajes es uno de los aspectos más importantes. «Lo que llevo es una réplica exacta del verdadero uniforme de Agustina, algo único en el mundo ya que está hecho al detalle y con los mismos materiales. Es imprescindible ser riguroso a la hora de recrear cualquier momento histórico para contar la verdad», explicó Yessica Espinosa presidenta de la Asociación de Húsares de Aragón.

El recorrido de la visita mostró algunas de las innumerables huellas que dejaron los Sitios en el barrio zaragozano. Desde el puente de Piedra, que fue testigo de la muerte de los sacerdotes Boggiero y Sas asesinados bayonetazos, pasando por el peculir callejón del Tío Lucas -la única calle cubierta que se conserva en la ciudad- hasta llegar a la arboleda de Macanaz, una enorme fosa común a la que fueron a parar los miles de caídos durante el segundo sitio. El Arrabal ofrece un sinfín de lugares como la calle Horno, la plaza de la Mesa o la casa del Tío Jorge en los que poder rememorar algunos de los episodios más violentos de la guerra.

La jornada finalizó con la visita a la cripta de la basílica del Pilar en la que se encuentra enterrado uno de los personajes más emblemáticos: el general Palafox. Una oportunidad única para homenajear a este héroe zaragozano ya que la cripta únicamente abre sus puertas al público el día 1 de noviembre.