A sus 79 años, un zaragozano se sentó ayer en el banquillo de la Audiencia Provincial de Zaragoza por, supuestamente, intentar matar a su anciana esposa. Al parecer, primero usó un calcetín lleno de piedras con el que le asestó en la cabeza, mientras estaba durmiendo la siesta y, posteriormente, con la almohada intentó asfixiarla. Un vecino evitó el trágico desenlace.

El acusado, Jesús E. Z., lo negó. Empezó afirmando que él "jamás" había golpeado a su mujer para, posteriormente, comenzar a describir un relato de hechos que, de ser así, ella no hubiese necesitado 50 días en sanar los traumatismos que sufrió.

Sí admitió que la relación matrimonial no pasaba por sus mejores momentos. Comían por separado y ella le había anunciado en varias ocasiones que quería divorciarse. El día que ella le vio de la mano de otra mujer le dijo que ya no aguantaba más, que iba a ir a una abogada. Fue poco tiempo antes de que ocurrieran los hechos que se enjuiciaron, un 26 de enero del pasado año. El encausado quitó importancia a ese dato, apuntando que era la mujer de un amigo que había muerto y que tenía problemas de movilidad.

No fue la única excusa que dio a los magistrados --entre ellos el exalcalde Belloch--. Afirmó que los calcetines con piedras no son ningún arma, sino que los tenía por un tema de limpieza de cactus. Sobre la almohada no tuvo mucha escapatoria y reconoció que se la puso en la cara de su mujer porque "no paraba de gritar, estaba asustada porque me acerqué a ella cuando estaba durmiendo y no sabía que era yo". "Fueron unos segundos", matizó. Su esposa no dio la misma versión. Reconoció que su única obsesión fue la de intentar salir de la habitación conyugal porque "se vio muerta". Aseveró que no le denunció antes porque le tenía "pánico", pero le calificó como una persona "agresiva de palabra y obra". "Me tiraba la comida al suelo o me agarraba del cuello", lamentó.

Su relato de los hechos fue totalmente corroborado por el vecino que la socorrió. Describió la cara de miedo y nerviosismo de la anciana, a la vez que resaltó los hematomas que presentaba. Los forenses también validaron que esas lesiones podían responder a la denuncia de la mujer.

Por todo ello, la Fiscalía y la abogada Olga Oseira solicitaron una pena de 10 años de prisión, mientras que la defensora, Noemí González, pidió la absolución ó 6 meses por maltrato.