Aparece argent, pero no chipiado. Tampoco figuran cadiera, escoscado o encorrer y la definición de otras, como rocero, no se ajusta a la realidad que marca su uso diario. En el diccionario de la Real Academia Española (RAE) se muestran alrededor de 750 aragonesismos, pero ni están todos los que son ni son todos los que están. Porque, mientras algunos de los que sí se pueden encontrar en el manual han desaparecido por completo de la circulación, otros --mucho más populares y utilizados a diario por cantidad de personas-- se mantienen inexistentes para el diccionario.

De esos términos que están y de los ausentes hablará mañana en Jaca la profesora de Lengua Española de la Universidad de Zaragoza, María Luisa Arnal Purroy. La conferencia, con la que se cerrará el ciclo de charlas públicas que la institución académica ha ofrecido a la ciudad oscense y a sus visitantes durante los meses de julio y agosto, forma parte de los curso de español para extranjeros que dirige Vicente Lagüéns y completará una jornada de puertas abiertas en la que los profesores y los estudiantes extranjeros enseñarán a los visitantes las instalaciones universitarias en la ciudad.

Más cambios

"Hay bastantes, pero sobran algunos y faltan otros", concluye Arnal, acerca de la presencia de aragonesismos en la última edición del diccionario, correspondiente a octubre del 2014. Entre los que ya no deberían aparecer figuran esos que están en desuso y han perdido vigencia. Se trata de arcaísmos arrastrados del primer diccionario de la academia, el denominado diccionario de autoridades, de 1726. "Por ejemplo, aparece la palabra argent --referida a plata--, pero no la usa nadie", explica la profesora, que asegura que existen varios ejemplos más de términos con una utilización muy reducida o prácticamente desconocidos en la actualidad.

Pero la docente no solo repasará los vocablos que sobran en el manual, sino que también se referirá a aquellos que deberían modificarse. Es el caso del adjetivo rocero, con el que el diccionario define a una persona ordinaria o aficionada a tratar con gente inferior o baja. "Pero, lejos de este sentido negativo, según la documentación que manejamos, esta palabra se usa, al contrario, con valor positivo para referirse a una persona sencilla en el trato, cercana y campechana", asegura Arnal. Sin embargo, aquella definición arcaica ha ido pasando de edición en edición sin actualizarse, por lo que "debería completarse", sostiene.

Los ausentes

Pero el debate se amplía a los aragonesismos de uso habitual o, al menos, común en buena parte de la población y que, sin embargo, no están incluidos en el texto referencia de la lengua española. "Hablamos de términos bien conocidos como encorrer, chipiarse, cadiera, somarda o escoscado. "Sorprende que, pese a lo corriente de su uso y a que a muchos nos resultan muy conocidos, no hay ni rastro de ellos en el diccionario", expone.

Por ello, conferencias como la que impartirá mañana en Jaca pretenden convertirse en "fuente de información solvente y contrastada" a disposición de la academia, aunque cualquier persona puede acudir a la web de la RAE para enviar sus sugerencias "aunque no sabemos cuál es la percepción directa y el criterio que se sigue para estimar o no una petición", explica Arnal.

Pero, desde la primera edición, hace casi 300 años, no se ha acometido una revisión profunda del manual, que ha ido arrastrando esa deficiencia y ejecutando tan solo retoques parciales. "Ahora se pretende hacer una labor de higiene lexicográfica que consistiría en suprimir términos en desuso o de utilización muy reducida en pocas zonas que no representan a una comunidad y dar cabida a otros más usuales y que se refieren a realidades habituales de la vida cotidiana", añade Arnal, que asegura que el aragonesismo es "rico" pero "las voces regionales están rodeadas de cierto desprestigio y a veces se consideran un poco anticuadas y de carácter vulgar, lo que hace que pierdan uso y vayan desapareciendo. Aparecer en la RAE contribuiría a frenar esto", subraya.