Sí se pudo. La plataforma Stop Desahucios logró una pequeña --de momento-- victoria con una okupación relámpago de la sucursal bancaria de Caja Duero de la plaza Aragón, ayer por la tarde. El acto reivindicativo no acabó con un compromiso de dación en pago para dos de los cinco casos por los que combaten relacionados con la entidad, pero al menos sí fijaron una cita con el responsable de zona de la entidad para el 13 de marzo.

Un compromiso razonable para Guzmán y Carlos, que mostraron su alegría al salir de la entidad. "Tras un año, es una buena noticia que al menos quieran reunirse", exponía el primero. A ambos se les acabaron hace meses las posibilidades económicas para hacer frente a la hipoteca, con unos ingresos familiares de unos 700 euros. En la entidad no les daban respuesta a la solicitud de dación en pago, ni apelando al Código de Buenas Prácticas por el que al menos deberían sentarse a buscar una solución.

"Hace una semana me llegó el tocho de papeles del juzgado", explicaba Carlos, en una situación calcada a la de Guzmán. "Si no quieren el piso, que no es un caramelo, un quinto sin ascensor, lo puedo entender. Estoy dispuesto a aceptar otras alternativas, como un alquiler social, pero no de dos años, porque no creo que la solución se arregle tan pronto", explicaba.

Ambos, junto a otros tres casos derivados de hipotecas en Caja Duero y Caja España, acudieron ayer junto a una treintena de miembros de Stop Desahucios --y otros tantos que esperaban fuera-- a la oficina de la entidad en la plaza Aragón, en la que entraron para solicitar una entrevista con el director o algún responsable de negociar las hipotecas.

En primera instancia no les ofrecieron soluciones, aunque tras una sentada y algunos cánticos de protesta, en forma de pequeña asamblea, los empleados localizaron al jefe de zona de Aragón, Soria y Cataluña, que estaba de vacaciones. Por mediación de Pablo Muñoz, que acudió a la cita en calidad de concejal de IU en el Ayuntamiento de Zaragoza, este se avino a fijar una cita con los afectados para buscar soluciones al problema de sus hipotecas, que siguen acumulando intereses de demora además de impagos. Al principio les habían ofrecido que viajaran a Castilla La Mancha para la negociación.

Contrariamente a la célebre invasión de la CAI del paseo Independencia, esta vez no hubo identificaciones masivas ni desalojos forzosos. Sí acudieron algunos agentes del Cuerpo Nacional de Policía, pero se limitaron a vigilar que la situación no se desbordase. Tras lograr la cita, los afectados y sus compañeros salieron pacíficamente de la entidad, y fueron recibidos entre aplausos y vítores.