La decisión del gobierno autonómico de subir las tasas universitarias no ha dejado indiferente a nadie en la Universidad de Zaragoza. Pese a lo que inicialmente pueda parecer, el grado de rechazo es alto, pero no unánime. Algunos alumnos y profesores valoran positivamente la decisión, pero con matices. Por ejemplo, si se trata de una subida progresiva.

"Si el incremento es progresivo, es decir, en función de la renta, me parece bien. Si no, no", explica Juan Royo, profesor de la Universidad de Zaragoza. "Al final, si estamos en crisis, hay que apretarse el cinturón. Pero claro, ligado a la renta y al expediente académico", relata. "Siempre terminamos pagando los mismos", señala la estudiante Cristina Benito. "Es una medida. Pero hay más", dice, restando dramatismo a la decisión de la DGA.

"Por un lado me parece una buena idea, porque incentiva a los alumnos a tener mejor trayectoria académica", asegura Rafa Gálvez, alumno de primero de Administración y Dirección de Empresas (ADE). "Pero me parece mal", aclara, "porque la Universidad debería tener una vocación pública".

Carácter social

"Es una función pública", explica el profesor José Luis Sarto, que además es el director del Departamento de Contabilidad y Finanzas. "Debe ser un recurso para todos independientemente de los recursos de cada uno, no tiene que ser algo en función del mercado", puntualiza.

En relación a un posible descenso del número de alumnos al no poder hacer frente a las tasas, Sarto se muestra escéptico: "No habrá menos demanda". No todos piensan igual: "En función de cuánto suban, es posible que haya gente que no se siga apuntando", indica Juan Manuel Ayerra, de cuarto de ADE. "A mí no me parece bien", revela, "pero no es algo tan tan negativo. A fin de cuentas la matrícula está muy subvencionada. El 75% te la paga la Administración. En cierto modo, no como alumno sino desde su punto de vista, es una medida que puedo entender".

"Dependiendo de la cifra puede ser positivo o negativo", opina Alejandro García, estudiante. "Sé que esto no es políticamente correcto, pero las carreras que sean deficitarias y poca demanda, al no ser rentables, tendrían que tener unas tasas más altas". García se refiere a los grados de letras como Historia del Arte, con escasa participación en proporción a las carreras más cursadas.

"No es estrictamente negativo", redondea. "Los alumnos se quejarán, pero al final seguirán y pagando las tasas igualmente", resume no sin cierta resignación Cristina Benito. Su escepticismo resume el estado de ánimo de todos los entrevistados, asumiendo de antemano el incremento.