Si algo quedó claro durante la sesión plenaria del Ayuntamiento de Zaragoza que se celebró ayer es que el concejal socialista Javier Trívez quiere mucho a su suegra. Sí, lo dijo, y no se trataba del típico chiste, sino del argumento elegido para justificar una afirmación que realizó en contra del concejal de Economía y Cultura, Fernando Rivarés, que no gustó nada en la bancada de Zaragoza en Común (ZeC).

Ayer se debatieron temas de envergadura, como el desbloqueo de la urbanización de los suelos del Portillo; la aprobación de los plurianuales para acelerar la tan reclamada y necesaria reforma de la avenida Cataluña o la modificación de créditos para abonar a las 14 empleadas del 010 sus nóminas atrasadas.

Sin embargo, estos asuntos acabaron en un segundo plano después de que se produjeran los habituales encontronazos que protagonizan unos y otros.

Los habituales

El tándem Rivarés-Trívez forma parte de la programación de los plenos. El socialista ha afirmado en más de una ocasión que el concejal de Economía no está capacitado para el cargo. Una de las acusaciones típicas es que Rivarés necesita sí o sí de «los papeles», lo que sería la típica chuleta con información, para poder hacer sus exposiciones. Al margen, el titular de Economía mostró ayer su malestar por el trato recibido por parte del socialista. «Demuestra una supuesta inquina personal hacía mí de la que deberíamos hablar», le inquirió Rivarés, algo que negó Trívez. «Yo quiero muchísimo a mi suegra y no la veo capacitada para ser concejala de Economía», le respondió el socialista, justificando así que, el que no crea que sea válido para ser titular de Economía, no va más allá de lo profesional. Este argumento no le gustó nada al concejal, que le pidió «respeto». «Usted es poco respetuoso con la ciudad», zanjó Rivarés.

Pero su protagonismo no terminó ahí, porque desde el PP le sacaron los colores recordándole su pasado. «Usted ha trabajado más para el PSOE que Trívez y ha cobrado más que él del PSOE», aseguró el concejal del PP Pedro Navarro. La cosa no quedó ahí porque le recordó que había «participado en las primarias del PSOE con un candidato».

Rivarés, a quién el alcalde, Pedro Santisteve, le negó la posibilidad de réplica en ese momento -era el turno de palabra del PP-, instó al regidor a que pusiera orden porque se trataba de asuntos «personales» y que no eran ciertos.

El concejal de Economía no fue el único cuestionado en el pleno. También Alberto Cubero copó parte de las críticas pero Rivarés volvió ser el centro de la diana. La sentencia del 010 fue otro de los motivos que utilizó la oposición para cuestionar la profesionalidad del Gobierno de ZeC. Rivarés alardeó de que había tenido que ser la Justicia la que había «puesto en orden» el servicio de atención telefónica, y no escondió su orgullo y satisfacción.

Las formaciones se dedicaron a destacar alguna de las frases que contemplaba como que la contratación había sido «irregular» o «desprovista de toda formalidad legal». «Esto es una paradoja: convertir un varapalo judicial como un éxito y que Rivarés diga que se alegra», afirmó Trívez.

Desde Cs, Sara Fernández lamentó que hayan buscado «colgarse una medalla electoral por la puerta de atrás» y el conservador José Ignacio Senao acusó a Rivarés de ser el «camarada de Cubero» y paralizar de «manera ilegal» el proceso de licitación del 2015 de este servicio. Por su parte, Carmelo Asensio (CHA), aseguró que «la municipalización del 010 no ha sido un éxito».