Los andaluces se toman las cosas con calma, hasta que de pronto les entran las prisas. En ese sentido, la socialista andaluza Susana Díaz no es una excepción a la regla. Con senequiana calma la sultana trianera se va tomando a buchitos, vasito a vasito, su plan de trocar en brindis los desencantos del PSOE. Su desembarco oficial en el partido y en la política nacional podría producirse en torno al próximo mes de mayo, con la celebración de un Congreso y elecciones primarias.

Paradójicamente, recuerdo que quien primero me habló de las virtudes de Susana Díaz fue Juan Alberto Belloch, por entonces alcalde de Zaragoza.

Desde su punto de vista, era el mejor recambio a Alfredo Pérez Rubalcaba al frente de la secretaría general, hasta que apareció Pedro Sánchez con los avales de los padres fundadores, de aparatos y fácticos, y, finalmente, de la propia Susana y de su Federación andaluza. No contó Sánchez con el apoyo de Belloch, como Belloch no contó con el suyo, pero con todo y sin él Sánchez ganó con claridad al siempre sobrevalorado Eduardo Madina y dirigió los destinos del PSOE hasta ser invitado a dimitir en medio de un todavía reciente y muy presente escándalo.

Parece que, por fin, sin Sánchez dentro, aunque sí de outsider, y con una Gestora interina que agota a marchas forzadas su fecha de caducidad, doña Susana está a punto de dar el salto, de tomar la decisión de liderar sus siglas, como muchos le reclaman hace tiempo.

Cuenta con el apoyo de los dos ex presidentes, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, y con el del aparato de poder urdido por Alfonso Guerra de Despeñaperros para abajo. Su estrategia dependerá mucho de la capacidad de Sánchez para presentarse a unas primarias con avales y garantías suficientes como para obtener un buen resultado. La sultana preferiría no medirse con visir ni mandarín alguno, una proclamación, en lugar de nuevas luchas y campañas fraticidas, pero está por ver que no tenga rivales y que su grado de aceptación en el resto de baronías alcance niveles satisfactorios. El Aragón socialista de Javier Lambán le apoya institucionalmente, no en vano el presidente aragonés ha sido muy crítico con los sanchistas, pero de ahí a que la faraona de Triana se asiente de Madrid para arriba, en La Rioja, en País Vasco, en Cataluña, falta una jartá. No obstante, creo que se coronará.