La suspicacia de un vecino anónimo del Actur condujo la semana pasada al arresto de dos jóvenes de 25 años como presuntos autores del robo de objetos en comercios por valor de 2.000 euros. El hombre les llamó la atención al creer que estaban forzando un coche que en realidad era suyo; pero salieron huyendo, y eso acabó siendo su perdición. En cualquier caso, ambos quedaron en libertad con cargos tras declarar ante el juez.

Los arrestados, según informó ayer la Policía Nacional, responden a las iniciales J. F. D. C. y C. L. M., ambos de 25 años y, al menos el segundo, con multitud de arrestos por hechos similares.

El pasado día 28 de diciembre estaban en Zaragoza, en las inmediaciones del centro comercial Gran Casa, cuando el citado vecino les observó junto a un coche, y les llamó la atención, ante lo que ambos salieron huyendo. El hombre les persiguió, a la vez que avisaba a la Policía, y un coche camuflado le recogió para continuar la persecución.

Al poco tiempo localizaron al primero de los jóvenes intentando esconderse en una zona ajardinada de una urbanización, y luego al segundo, que al ver a una patrulla intentó disimular acercándose a una pandilla de jóvenes, como si fuera otro amigo. Estos le miraron extrañados, y los agentes le pidieron la identificación.

MOLDES DE PASTELERÍA

Uno de los detenidos llevaba una bandolera como las que se usan para transportar el ordenador portátil, forrada con papel de aluminio, un método habitual para eludir los arcos de seguridad. Pero también llevaba moldes de pastelería del mismo material, algo no tan común.

En el coche, la Policía Nacional encontró diversa mercancía, desde ropa y calzado hasta material veterinario y libros, además de herramientas habituales para retirar alarmas de los comercios, como alicates o pequeñas palancas.

Los jóvenes, asistidos inicialmente por la letrada Nadia Brahim, aseguraron ante el juez que estaban volviendo hacia Madrid, donde residen, después de haber estado en Barcelona, y que el material que les encontraron lo habían comprado legalmente por internet, aunque la Policía comprobó que habían sido sustraídos en diversos comercios del centro de Zaragoza. El juez les dejó en libertad con cargos en espera del juicio, en principio por un delito de hurto,