La tecnología les valió para urdir una estafa de 250.0000 euros, pero también fue su perdición. La Policía Nacional arrestó en Zaragoza a una banda de estafadores, formada principalmente por trabajadores de empresas de mensajería, que modificaban los datos de clientes para encargar caros teléfonos a su nombre. Pero la investigación partió de la denuncia de la propia empresa de transporte, que detectó desajustes entre las direcciones donde debían entregarse los teléfonos y el punto donde realmente paraban los vehículos, según marcaba el GPS corporativo.

La investigación por esta denuncia llegó el pasado mes de noviembre, a cuenta de la labor de un trabajador de reparto y su mujer, que era la propietaria de la subcontrata para estas entregas.

Analizando estas irregularidades, la Policía descubrió una trama con seis integrantes, la mujer y cinco hombres, todos ellos arrestados.

Su modus operandi consistía en hacerse con datos de clientes de telefonía, y cambiar los registros de su domicilio, que ubicaban en el barrio de Delicias, dentro de su zona de reparto. Después, haciéndose pasar por el cliente, solicitaban un cambio de tarifa con el que les regalaban o vendían baratos móviles de alta gama.

Sabiendo qué compañía haría la entrega, se compinchaban con el repartidor, al que daban cierta cantidad de dinero para simular la entrega del móvil --incluída la firma falsificada--, que luego revendían. Entre los trabajadores captados para colaborar en la estafa los había de tres importantes compañías de distribución a nivel nacional.

Una vez logrado apartar el envío, lo entregaban a alguno de los miembros de la organización que se hacía pasar por el cliente en su domicilio o bien lo enviaban a otras provincias, como Barcelona, Lérida o Castellón.

Gangas

Entre los detenidos hay una persona de nacionalidad china, encargada de colocar parte de los teléfonos en Zaragoza, mediante la publicación de anuncios en portales de internet. Los precios eran auténticas gangas, pero para disipar cualquier sospecha que pudiera tener el cliente el hombre realizaba facturas falsas que justificaban la adquisición legal del terminal.

Con esta operativa, la red efectuó a lo largo del año pasado más de 180 pedidos. En ellos se habían hecho con casi 400 teléfonos de alta gama. Sumando al valor de los terminales la diferencia de coste de las llamadas de los clientes afectados, ante el cambio de tarifa del que no sabían nada --y teniendo en cuenta que muchas llamadas eran internacionales--, la estafa suma 250.000 euros, según han calculado los investigadores.

Mientras se desarrollaba la investigación, los particulares afectados por el cambio involuntario de tarifas y el encargo de móviles, prácticamente coincidente con los 180 pedidos, fueron denunciando los hechos a medida que les llegaban las facturas, tanto por las llamadas como por los móviles. Las investigaciones han sido desarrolladas por el grupo de Delincuencia Económica de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Jefatura Superior de Policía de Aragón. Y continúan abiertas, ya que no se descarta que haya más afectado por la misma trama.