Es la única de Aragón que lo hace. Trabaja con profesionalidad, meticulosidad y, sobre todo, solidaridad. Rossana Bonetto es tatuadora y forma parte del proyecto nacional Tatuaje Solidario Cáncer de Mama, una iniciativa nacional que ha unido a centros de pigmentación y estudios de tatuaje para realizar la reconstrucción del pezón y la aureola de forma gratuita a todas aquellas personas que han sufrido una mastectomía por cáncer de mama.

«Vi la iniciativa en Facebook y percibí que aquí no había nadie que lo hiciera. Pensé que era algo más dentro de mi actividad, que a mí no me iba a costar nada, pero sí podía hacer un gesto muy bonito y ofrecer bienestar a la paciente», cuenta Bonetto, originaria de Milán, pero afincada en Zaragoza desde hace 5 años. Su estudio se llama Bloody Mary Tattoo.

En poco más de dos años ha realizado 15 intervenciones de estas características a mujeres aragonesas. «La edad media es de entre 35 y 40 años. Empatizo mucho con ellas, porque yo tengo 35, y porque es inevitable mientras se hace el tatuaje no entablar conversación. Pero esto me pasa con todos los clientes, ya que conlleva un tiempo donde es imposible estar en silencio», explica Bonetto, quien añade que algunas de sus clientas han sido operadas hasta dos veces. «Son momentos donde me cuentan su experiencia y se aprende mucho de ellas y de sus historias fuertes, que son difíciles de digerir en algunos de los casos. Tiene familias, hijos, pareja… Me llegan mucho», afirma.

Para tatuar el pezón se tarda entre hora y media y dos horas, Bonetto explica que busca «el efecto óptico de la tridimensionalidad» para que el pezón parezca real. «Esto se consigue con diferentes matices de colores. Es necesario coger varios colores, mezclar, y lograr un efecto de profundidad. No siempre es igual, porque a veces vienen mujeres con el pecho totalmente plano y otras con algún bulto», dice.

El color y la forma permite obtener un resultado lo más natural posible. El hecho de perder el pezón y la aureola como consecuencia de una mastectomía —extirpación de la glándula mamaria o de una parte de ella— puede suponer una situación traumática para muchas mujeres. «Sienten que pierden una parte de su feminidad y no se quieren mirar al espejo. Esa sensación me la han transmitido muchas», asegura Bonetto.

Una parte psicológica

La tatuadora italiana indica que siente «una gran satisfacción» cuando termina su trabajo y la clienta consigue «quererse y gustarse» un poco más. «Me emociona cuando me dicen que confían en mi y cuando, al finalizar, me transmiten que se sienten más identificadas consigo mismas porque ya perciben ese pezón a simple vista», añade.

«Sé que es una situación que afecta a la parte psicológica de la mujer y muchas aseguran que se tatúan por lo que le dicen sus hijas, por ejemplo, o por sus parejas. Son historias que, desgraciadamente, se repiten mucho y en edades jóvenes. Es grandioso que vuelvan a mirarse en un espejo sin miedo ni pudor», puntualiza la artista.

Los próximos 6, 7 y 8 de abril Bonetto estará tatuando en la Zaragoza Tattoo Convention. Allí también expondrá y explicará, a quien así lo desee, su proyecto solidario. «Es un buen congreso para difundir esta iniciativa. Es un gesto que me llena y que me permite ayudar, con eso me quedo», asegura.