Los técnicos del Gobierno de Aragón comenzaron ayer con el vaciado de la planta química de Inquinosa, en Sabiñánigo. La antigua factoría, origen de la contaminación que se distribuye en varios kilómetros a la redonda, fue cerrada hace 28 años y todavía alberga en su interior varias toneladas de residuos lindano sin orden ni concierto, tanto en sacos de lona como en contenedores de plástico en muy mal estado. La primera fase de limpieza durará al menos dos semanas. Para trasladar el material contaminante se extremarán las medidas de seguridad para evitar afecciones a la población.

Estos restos dispersos en el interior quedarán encapsulados en casi 400 contenedores de plástico con tapa. En su mayoría se incinerarán en Francia junto con otras partidas procedentes de la contención de las tres depuradoras de carbono en activo que tratan de evitar el vertido de los restos a las aguas subterráneas. Todas ellas se retirarán mediante un gestor autorizado.

Al mismo tiempo se procederá a dotar a al interior de la fábrica de un sistema de sensores y medidores de partículas. Esta información permitirá definir la velocidad máxima del viento para trabajar en condiciones seguras para evitar la dispersión de restos contaminantes cuando se proceda al derribo de la planta. Para este segundo paso todavía no se ha establecido un calendario.

El Gobierno de Aragón tiene previsto citar hoy a todos los entes administrativos y sociales ligados al problema medioambiental para detallar la planificación a medio plazo. Los mayores focos de contaminación todavía se encuentran en los vertederos de Sardas y Bailín, en las proximidades de la planta a desmantelar. La inversión prevista para estos trabajos iniciales se ha fijado en uno 300.000 euros.