El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, aseguró ayer que el proyecto del futuro hospital de Teruel, del que dijo que está «bien hecho», ya contempla la posibilidad de poder instalar en el futuro un acelerador para tratamientos de radioterapia «si lo consideran los técnicos».

Así lo manifestó en el pleno de las Cortes, en respuesta a una pregunta formulada por la diputada de IU Patricia Luquin. Lambán indicó que es cuestión de reservar un espacio en el diseño y después solo será necesario construir el búnker necesario.

Así, apuntó que no es necesario modificar el proyecto (algo que ya anunció el pasado jueves el consejero de Sanidad, Sebastián Celaya) porque de esa forma «se alargaría el plazo» para su licitación y construcción.

El hospital precisó que se licitará esta legislatura con el proyecto base que se elaboró con el anterior Gobierno PP-PAR. Por el momento, el proyecto está redactado y la intención es llevar este año, a la Comisión de Hacienda, un plurianual para que en el 2018 haya dinero para comenzar las obras y que están estén concluidas en cuatro o cinco años.

Ante las peticiones surgidas en la provincia de Teruel para reclamar una unidad de radioterapia en el futuro hospital, con incluso una moción municipal aprobada, Lambán insistió en que no es necesario cambiar el proyecto.

Así, explicó que una vez reservado el espacio es «cuando se decide qué tipo de tecnología se instala y se adapta a la morfología del aparato en cuestión», dijo el presidente durante su intervención.

Por otro lado, también recordó que cuando se redactó el proyecto «nadie dijo nada» respecto a la posibilidad de instalar un acelerador, como tampoco «nadie se quejó» en la pasada legislatura cuando se determinó que, técnicamente, el servicio solo debería estar instalado en Zaragoza.

"UNA QUIMERA"

Por su parte, Luquin le recordó a Lambán que Teruel lleva quince años esperando el hospital, «tiempo durante el cual se han sucedido gobiernos y promesas. El hospital ni está ni se le espera porque no hay nada puesto encima de la mesa», lamentó. A su juicio, la construcción de un nuevo centro sigue siendo «una quimera» que demuestra la «paciencia ilimitada» de la población por una instalación que «o está gafada o se ha usado como moneda de cambio para cuadrar presupuestos; o como promesas que no saben o no quieren cumplir», dijo Luquin, quien volvió a pedir un cambio en el proyecto.

«No puede pasar otra legislatura sin que el hospital empiece a ser una realidad», apuntó la diputada, quien añadió que la ciudadanía necesita «más certezas y menos titulares y milongas».