AUTOBÚS MÁS CÓMODO. El transporte a los pueblos de alrededor de Zaragoza no goza de grandes comodidades, más bien de pocas y los ancianos y las familias con niños pequeños son los que más lo notan. Un ejemplo de ello es el casetero, un autobús de línea que no tiene asientos para todos sus pasajeros. Hace un trayecto de más de media hora, según como esté la circulación, que se puede convertir en un verdadero infierno si tienes que ir de pie, rodeado de gente, sin poder apenas moverte y después de haber estado todo el día pateando Zaragoza. Del mismo modo, el autobús que atraviesa las Cinco Villas no destaca tampoco por ofrecer un servicio cómodo. Son vehículos viejos que no permiten al pasajero sentarse de forma amplia, sobre todo si hay alguien a tu lado, y la hora y pico de viaje se pasa despacio y llegas a tu destino cansada y de mala leche. NATALIA VILLANUEVA. EJEA

OLÉ POR LOS BADULAQUES. Tengo que romper un lanza a favor de estos pequeños comercios de alimentación atendidos por personas indios que son baratos y además tienen una amplia gama de productos que siempre te sacan de una emergencia. Estos establecimientos, al igual que los de los bazares chinos, suscitaron polémica por su amplia jornada laboral, sobre todo entre los comercios tradicionales, cuya forma de actuar fue calificada de competencia desleal. Sin embargo, en mi opinión vienen de maravilla y seguro que muchos de los que en su día pusieron pegas no han podido resistirse a comprar algo en ellos. ¿Quién no quiere tener en su barrio uno? Esta claro que nos han conquistado. BEATRIZ SEGOVIA. ZARAGOZA

LAS FERIAS DE PONEYS. El pasado domingo, último día de fiestas del Pilar, me dirigí a las ferias para ver las atracciones ya que me pareció una buena forma de pasar la tarde. Pero llegué a casa con una sensación de tristeza que no esperaba albergar. Un año más los poneys seguían allí dando vueltas como una noria. Si hay otras muchas opciones de diversión por qué permitir a tus hijos que elijan la más degradante. LUIS RIPAS. ZARAGOZA