Por increíble que parezca, un perro entrenado puede llegar a detectar una subida de azúcar en una persona diabética. "Avisa 20 minutos antes de que se produzca porque, a través del olfato, detecta los niveles de azúcar del usuario en el cuerpo". Así lo aseguró ayer el director de Canemterapia Zaragoza, Paco Martín, durante una clase práctica en el aula 3 de la Facultad de Ciencias de la Salud.

En ella, mostró cómo complementar la rehabilitación de personas con problemas cognitivos, físicos y de salud mental mediante el uso de terapias asistidas con un animal amaestrado. A su lado, Nana. Una labrador terrier de color blanco que irradío bondad en todos sus movimientos y que fue el centro de las miradas de los más de 25 alumnos de la asignatura Terapias Asistidas con Animales.

Si el dedo índice apunta hacia arriba, el perro saluda. Si apunta hacia abajo, se sienta. Y con movimiento de los cinco lobitos, gira sobre sí mismo. "Nunca unos gestos han significado tanto. Gracias a ellos, un niño autista puede interactuar. Intentamos transmitir a los futuros terapeutas ocupacionales que las intervenciones con animales son eficaces", matizó Martín.

Canemterapia trabaja con sus animales varios procesos de rehabilitación, como la mejora de la calidad de vida de las personas a través de los perros asistencia que "pueden encender y apagar luces, abrir y cerrar puestas o ayudar a la hora de vestirse", señaló Martín. También están los perros señal, que ayudan a usuarios con problemas de sordera ante cualquier sonido.

Y, ya en cuestiones de estímulo y cercanía, el perro se convierte en el amigo más fiel. "Sabe cuándo debe rozar la piel de la persona y mostrarse cercano", matizó Martín. Incluso si esta sufre una inmovilidad total, el hecho de mirar directamente a los ojos del perro tiene respuesta con algún gesto. "El éxito está garantizo y cada vez tenemos mayor demanda", puntualizó.