Un terremoto de cuatro grados de intensidad en la escala de Richter sacudió ayer la vertiente norte del Pirineo, sin que sus efectos se dejaran sentir de manera notable en la vertiente aragonesa de la cordillera.

El temblor se produjo a las 13.46 horas y, si bien no ocasionó daños materiales según Protección Civil, provocó una reacción de miedo en personas residentes en el departamento de los Pirineos Atlánticos, en lugares como Oloron, Pau y en el valle de Ossau, lindante con el de Tena.

La sacudida, que fue seguida por dos réplicas de menor intensidad, se notó también en el pueblo de Arette, donde en el año 1967 ya se registró un terremoto de 5,5 grados que dejó un muerto, varios heridos y numerosos inmuebles derrumbados total o parcialmente. La onda expansiva llegó hasta la ciudad de Zaragoza. El Pirineo central está catalogado como zona de riesgo sísmico, si bien los temblores de tierra registrados no han tenido nunca efectos devastadores.