Efecto contrario o rebote. Da igual como se quiera calificar. El caso es que el Servicio Aragonés de Salud consiguió ayer en el hospital Obispo Polanco de Teruel lo inesperado en el proceso de adjudicación de plazas para anestesistas mediante el llamamiento único. ¿Por qué? Pues porque la situación ahora deja cuatro vacantes por cubrir en vez de dos debido a que dos facultativos del Polanco solicitaron ayer cubrir interinidades en otros hospitales.

Sanidad ofertaba, en un acto centralizado que se celebró en el salón de actos del Salud, un total de 9 plazas para anestesistas. El primer candidato presente que pudo elegir optó por la interinidad del hospital de Jaca; el siguiente eligió el Clínico, un acto que repitieron otros cuatro compañeros más, ya que en este centro de Zaragoza se ofrecían cinco plazas (dos de ellas por sustitución)

La siguiente elección se fue para el hospital de Alcañiz. ¿Y Teruel? Teruel nada. El llamiento concluyó, pero sus dos plazas quedaron desiertas sin que nadie pidiera su adjudicación. Todo ello con el añadido de los dos puestos que quedarán libres una vez que un par de anestesistas de Teruel solicitaran el cambio. Así, la plantilla del Polanco, prevista para 13 personas, se queda ahora en 9.

Fuentes del Departamento de Sanidad precisaron que «por el momento» el hospital Obispo Polanco presentará esas 4 plazas y no se van a cubrir. Según el procedimiento de adjudicación establecido en las condiciones, las interinidades o sustituciones que queden vacantes como consecuencia de la adjudicación de destinos en el acto centralizado de ayer serán incluidas en el proceso de adjudicación, utilizando para ello el orden del listado.

El resultado del acto viene a refrendar la idea de que ningún anestesista quiere o, al menos, no tiene la intención de desarrollar su trabajo en Teruel. Ni en Teruel ni en los centros periféricos, lo que motivó parte del plantón iniciado hace unas semanas por los anestesistas del Clínico, como ya dejó caer el consejero de Sanidad, Sebastián Celaya.

Más de 35.000 habitantes

Estos reclamaron la contratación de más personal, pero lo cierto es que también contaban en sus filas con internistas que terminaban su residencia y, por tanto, tendrían que elegir plaza. «Solo quieren el Clínico o el Servet. Si se niegan a ir a los periféricos tendremos un problema», dijo Celaya en su momento.

Pues ahí está el problema ahora. En Teruel, que con un hospital público y una población registrada de más de 35.000 habitantes se encuentra ante una coyuntura sanitaria que resulta poco atractiva para los profesionales y que dejan a la provincia tocada.

Nadie quiso hablar ayer del famoso parón de los anestesistas del hospital Clínico. Quizás algunos de los presentes también lo secundaron. Todos parecían satisfechos con sus nuevas interinidades al término del acto; quizás esa alegría no sea compartida hoy por los ciudadanos turolenses y los trabajadores del hospital Obispo Polanco. Seguramente tampoco en el departamento.

La joven que optó por la interinidad de Alcañiz, la otra población turolense que ansia un nuevo hospital, solicitó la plaza con seguridad. «Vivo en Madrid, pero me trasladaré a Zaragoza, donde reside mi familia. No sé lo que me voy a encontrar allí, pero trabajo es trabajo», puntualizó.