Por la Asunción y San Roque, la mayoría de los pueblos de Aragón estalla en fiestas. Y lo que es motivo de alegría y festejo puede convertirse en un auténtico calvario cuando todos los municipios quieren celebrar la misa a la misma hora en un territorio en el que no sobran curas.

Esto es lo que ocurrió ayer en Teruel, cuya diócesis tuvo que solicitar a aquellos sacerdotes que pasan las vacaciones en la zona que se prestaran voluntarios para celebrar las misas y cumplir con la festividad, según informó Radio Nacional.

La diócesis dispone de 80 sacerdotes que, de media, tienen que asistir a tres parroquias cada uno, y 236 pueblos de los que más de la mitad celeraban fiesta y tenían programada la misa mayor a las 12. 00 horas. La tarea tenía que ser milagrosa para poder cumplir con todo.

Un portavoz de la diócesis aseguró que, en verano, los misioneros o religiosos que vuelven a casa por vacaciones echan una mano para cubrir los huecos de los que se van a disfrutarlas. No obstante, indicó que lo mejor sería coordinar y distribuir los horarios de las misas con antelación.

En un territorio en el que no sobran sacerdotes y tampoco hay muchas vocaciones, los meses de verano suelen ser problemáticos para cubrir los servicios religiosos.

En Zaragoza, este año desde el arzobispado se remitió una carta a todos los sacerdotes de la diócesis en la que pedía a las vicarías que organizaran las vacaciones de los párrocos para que todos pudieran cumplir con su mes de vacaciones, sin dejar desprotegidos los servicios religiosos.

Aunque lo cierto es que son numerosos los sacerdotes que o se quedan sin vacaciones en verano o disfrutan una mínima parte de las mismas por falta de sustitutos.

Una situación que, con toda seguridad se habrá visto agravada este año por la marcha de más de una docena de curas que o han regresado a sus países de origen o se han marchado a otras diócesis.