Todas las facultades de la Universidad de Zaragoza han implantado ya el proyecto tutor, una iniciativa que pretende mejorar la calidad docente y conseguir que los estudiantes sean autónomos en su aprendizaje desde el primer momento que llegan a la universidad.

El planteamiento es sencillo. A cada profesor, que participa de forma voluntaria, se le asignan diez alumnos, para que los acompañe a lo largo de la carrera. En los primeros cursos, les ayudará a agilizar sus hábitos de estudio y a ser autónomos, en el segundo ciclo fomentará que el estudiante adquiera habilidades útiles para su ámbito profesional y que se familiarice con la investigación, según explicó la coordinadora del programa, Cristina Barrios.

La iniciativa comenzó hace ocho años en varios centros pioneros (Geológicas, Ciencias, Centro Politécnico Superior, la Escuela Universitaria de Ciencias de la Salud y la politécnica de Teruel) y este curso se han sumado a ella todos los que quedaban. Ahora, más de 600 profesores participan en el proyecto.

La idea surgió en el seno del Instituto de Ciencias de la Educación (ICE) para dar respuesta a varias necesidades: mejorar la relación ente profesores y alumnos y evitar que los estudiantes permanecieran demasiado tiempo en las aulas por no tener un buen método de estudio. El programa también favorece una de las finalidades el Espacio Europeo de Educación Superior, que pone el énfasis en el trabajo del alumno.

"El tutor no es un consejero. Asesora a los alumnos en las áreas en las que es experto: su materia, su titulación, la universidad. Si ve que las necesidades del estudiante son otras le derivará a otros departamentos de la institución como la asesoría psicológica o los servicios administrativos. Esto propicia mayor interacción entre los órganos universitarios", explicó Barrios.

EL PROCESO Cuando un profesor se interesa por el programa se reúne con un técnico del ICE y con el coordinador de tutores. Planifican las sesiones y las evalúan. Además, debe acudir a tres seminarios para saber qué es y qué no es un tutor, conocer varias estrategias de motivación y comunicación y la psicología del aprendizaje en la universidad. Cuando el docente está formado, puede empezar su trabajo.

El tutor se reúne con sus diez tutorandos para planificar el curso, situar a los estudiantes y que tengan una visión global de la carrera. Luego mantiene una entrevista personal con cada uno para entablar relación. En febrero, después de los exámenes, mantienen otro encuentro para analizar los resultados y ver cómo mejorarlos o, en su caso, potenciarlos.

"No consiste en llevar al alumno de la mano. El único handicap que existe es que la palabra tutoría puede dar lugar a confusiones. Algunos pueden pensar que es un revisor de exámenes y otros que es un dirigente o un controlador. No es así", aseguró Barrios.

A pesar de que el proceso es muy laborioso, requiere horas de trabajo y los resultados se ven a largo plazo, la valoración de los alumnos es muy buena. Curiosamente, los profesores se exigen mucho y creen que podrían llegar más allá.