Una de las piezas de más valor simbólico que se pueden contemplar en la exposición sobre la labor filantrópica de la DPZ figura el torno del Hogar Doz de Tarazona, que acogía a niños recién nacidos. En este torno, que es una mezcla de cuna y pequeño ascensor, se depositaban los niños expósitos o abandonados. Un mecanismo facilitaba que el pequeño ascendiera desde el zaguán hasta el primer piso, donde las hermanas de la caridad se hacían cargo de él.