Cinco años después de la celebración de la Expo 2008 en Zaragoza, la Torre del Agua, uno de los emblemas de la muestra, sigue teniendo un futuro incierto. El Gobierno de Aragón continua manteniendo conversaciones con Caja3 para tratar de desatascar el compromiso por el que esta entidad bancaria se iba a hacer cargo de la gestión del edificio tras la Expo, pero por el momento el inmueble sigue cerrado a cal y canto, salvo para eventos excepcionales, como la presentación que realizó Volkswagen en el recinto el pasado año.

Caja3 apuntó en su día que la Torre del Agua sería un gran centro de exposiciones temporales. Después se anunció que albergaría un Museo de la Ciencia, pero ambas iniciativas culturales han quedado enterradas por la crisis que sacude al sector bancario y, en concreto, a la antigua CAI, en pleno proceso de ERE y de fusión con Ibercaja. Y, si los proyectos suenan a utopía, también incluso podría guardarse en un cajón el compromiso que firmó la entidad bancaria para hacerse cargo del edificio.

Las conversaciones se llevan con discreción pero desde la obra social de Caja3 recuerdan que en realidad "nunca se llegó a tomar posesión" del inmueble y que, en estos momentos, "las prioridades son otras". Es decir, que oficialmente sigue siendo Zaragoza Expo Empresarial la propietaria del edificio --y el Gobierno de Aragón propietario del 98% de las acciones de esta sociedad--.

Desde el Ejecutivo autonómico, no obstante, aseguran que las conversaciones con Caja3 siguen en marcha. Sobre la mesa está la posibilidad de dedicar el edificio a la celebración de eventos y congresos, como ya sucedió con Volkswagen, pero no es la única opción. "Se puede optar por la línea publicitaria o también por otro tipo de uso coherente con las características del edificio", indican fuentes del departamento de Obras Públicas.

DISCOTECA La última vez que la Torre del Agua, de 76 metros de altura y que costó en su día 53,5 millones de euros, abrió sus puertas lo hizo como singular discoteca en la presentación de la firma automovilística, en octubre del año pasado. Para ello se adaptó el edificio, que se convirtió en el llamado Club 7. Después se echó el cerrojo y sus puertas no han vuelto a abrirse.

Una de sus opciones: volver a albergar un macroevento que requiera también del uso del pabellón puente y del palacio de congresos. Posibilidad que la Feria de Zaragoza --gestora del palacio-- maneja, pero con prudencia. "Es difícil que se repita un evento como el de Volkswagen", asegura su presidente Manuel Teruel.