La decisión del Departamento de Sanidad de sumarse a la medida adoptada por otras comunidades y vacunar contra la tos ferina a las embarazadas para evitar los riesgos en los niños menores de dos meses -que todavía no pueden recibirla-- ha sido todo un éxito. Así lo señalan los datos facilitados por el Salud que subrayan un descenso del 64% en los casos detectados en estos bebés, pasando de los 22 que se produjeron el año pasado a apenas 8 en el 2016.

De este modo, el balance tras el primer año de puesta en marcha de esta medida no puede ser más positivo. Desde el 1 de diciembre del 2015 --cuando entraron en vigor las nuevas instrucciones de Salud Pública-- se han producido 9.694 vacunaciones a embarazadas en el tercer trimestre de gestación en el sector público y otras 415 en la privada, lo que supone que se hayan realizado un total de 10.109 en la comunidad, donde suele haber unos 11.000 partos anuales. Es decir, la vacunación contra la tos ferina a embarazadas ha tenido una cobertura estimada del 91,25%, una cifra muy elevada «gracias a la gran implicación del personal sanitario», indicaron a este diario fuentes de la dirección general de Salud Pública.

DATOS

Aragón aceleró la puesta en marcha de esta medida después de que, el año pasado, hasta tres bebés murieran en España por tos ferina en apenas tres meses. La vacuna a embarazadas en el último tramo de gestación —entre las semanas 28 y 36, aunque lo ideal es entre la 28 y la 32—garantiza la protección del bebé hasta los dos meses, dado que la mayoría de ingresos por esta enfermedad se da en tramos de recién nacidos de entre 0 y 2 meses, por su debilidad frente a esta infección.

El protocolo incluyó el traslado de la disponibilidad de la vacuna a embarazadas, a las que se recomienda el antídoto que se suministra en su centro de Atención Primaria. El calendario de vacunación establecía la inyección contra la tos ferina a los 2, 4, 6 y 18 meses y, la de recuerdo, a los 6 años. Tras esta decisión de dar proridad a las embarazadas, esta última dosis se retrasó hasta que quedaran solventados los problemas de suministro que sufrió Aragón y el resto de comunidades cuando se puso en marcha la nueva normativa.

MUY CONTAGIOSA

La tos ferina es una enfermedad muy contagiosa causada por una bacteria que provoca una infección respiratoria. Aunque puede afectar a cualquier edad, incluso a adultos, durante los primeros meses de vida es cuando la enfermedad puede ser más grave y puede ser necesaria la hospitalización del bebé. De hecho, en algunos caso —como los acaecidos el año pasado en otras comunidades— puede ser mortal.

Las personas que conviven y cuidan al menor son las que principalmente pueden trasmitirle la tos ferina a través de la tos y los estornudos.

Los síntomas son los de un resfriado común, con congestión nasal o moqueo, estornudos y, en ocasiones, tos o fiebre leve. Pero tras unos días puede comenzar una tos intensa. A diferencia del resfriado común, la tos ferina puede producir accesos de tos violentos y rápidos durante varias semanas que pueden hacer que la persona enferma tenga que hacer un esfuerzo mayor para respirar, produciendo una especie de silbido que se conoce como gallo inspiratorio. Pero muchos bebés con tos ferina no tienen apenas tos. En su lugar, pueden producirse pausas en la respiración.