El dueño de un bar de la capital aragonesa admitió ayer ante la Audiencia Provincial de Zaragoza que empleaba su establecimiento para vender cocaína. Tras reconocer los hechos, Emilio Carrera aceptó una condena de tres años de prisión por un delito contra la salud pública.

Este hombre señaló ante la Sección Primera del tribunal provincial que el pasado 6 de abril del 2017 hizo pasar a un cliente al interior de la cocina para ofrecerle droga. Cuando llevaba en su mano una bolsita que contenía aproximadamente un gramo de cocaína entró al local un agente uniformado de la Policía Nacional. Ante ello, el encausado se asustó y decidió tragarse la papelina para evitar ser descubierto. No lo consiguió y, por ello, ayer se sentó en el banquillo de los acusados.

Los agentes realizaron un registro del local situado en la calle Andrés Giménez Soler, en el barrio Universidad, hallaron en el altillo diez bolsitas de cocaína con 4,11 gramos con una riqueza superior al 28%. Asimismo, también tenía MDMA (metanfetamina) con un peso de 0,76 gramos. Todo ello tendría en el mercado ilícito un valor de 163,50 euros. Emilio Carrera no es la primera vez que se sienta en el banquillo por hechos similares. Fue condenado.