Tras la polvareda del Gomarcazo se sucedieron muchas más y las Cortes de Aragón se convirtieron en un campo de batalla donde, por ejemplo, proliferaron las comisiones de investigación. Una de las polémicas más llamativas giró en torno a la escolta policial y el coche oficial que le fueron asignados a Gomáriz. El diputado tránsfuga había denunciado unas supuestas amenazas y ya desde unas horas antes de la moción y hasta varios meses después disfrutó de protección personal. El nuevo presidente aragonés, Pepe Marco, era de los pocos que apoyaban estas medidas.