¿Quién va a pensar que el taxista que recoge a un cliente es, a la vez, un traficante de drogas? Eso es lo que debió pensar Juan Sancho, que hace un año fue detenido en Zaragoza por distribuir metanfetamina en dicho transporte público. Ayer, este joven se sentó en el banquillo de la Audiencia de Zaragoza, junto al proveedor de la sustancia, Carlos Ruiz, y el que se la guardaba, Alberto Forniés. Cuando fueron arrestados, el Grupo Primero de Estupefacientes de la Jefatura Superior de Policía de Aragón les decomisó el mayor alijo de cristal de los últimos años en Aragón: 300 gramos.

Una prueba tan evidente que les impidió declararse inocentes. Por ello, sus abogados, José Luis Melguizo, Marco Antonio Navarro y Mariano Bonías, presentaron varios informes toxicológicos que demostraban que los tres son grandes consumidores. Ante ello, el fiscal decidió aplicar una atenuante de drogadicción que les rebajó las penas iniciales de hasta nueve años por otras de entre cinco y tres años y medio. El que mayor condena aceptó fue Carlos Ruiz, ya que fue a quien se le intervino más cantidad de droga en su vivienda.

El modus operandi para la venta de la droga consistía en recoger a los clientes con los que previamente se había citado y, como si de un servicio de transporte más se tratara, les daba una vuelta a la manzana para volver a dejarles en el mismo lugar. Las entregas las efectuaba fundamentalmente en su jornada laboral. Esta manera de actuar le proporcionaba la cobertura necesaria para la venta de la droga y además lejos de miradas indiscretas.

El avance en la investigación permitió descubrir al proveedor del taxista, Carlos Ruiz, que fue detenido in fraganti cuando estaba repartiendo droga entre sus clientes. En ese momento, circulaba en su vehículo a gran velocidad y de forma temeraria, llegando a poner en riesgo la integridad física de los viandantes.

Los pinchazos telefónicos y los seguimientos llevaron a los agentes a la casa de Alberto Forniés, que guardaba la sustancia. Era el socio del taxista. En esta operación la Policía intervino 140 gramos de cocaína, 372 gramos de speed, 300 de cristal, 4 de hachís, 47 de éxtasis, además de abundante sustancia de corte y 4.000 euros en efectivo.