Agentes de la Guardia Civil buscan por presuntos delitos de hurto y estafa a tres miembros de un grupo que se organizaba para memorizar las claves de las tarjetas de crédito en las colas de los comercios y sustraerlas posteriormente al descuido a sus titulares.

Según informa el Instituto Armado, la denominada "Operación Mironzar" se inició a finales de enero, tras ser denunciados tres hechos similares cometidos unos días atrás en establecimientos comerciales de las poblaciones zaragozanas de Villanueva de Gállego, Tarazona y la Almunia de Doña Godina.

Las víctimas de estos hechos denunciaron a la Guardia Civil que tras haber efectuado el pago de una compra, las tarjetas les habían sido sustraídas y hecho uso de ellas poco después para extraer dinero en cajeros automáticos o realizar compras que superaban los mil euros.

Las fuentes citadas señalan que las investigaciones permitieron determinar que se trataba de hurtos llevados a cabo con gran habilidad y cometidos por al menos tres personas que actuaban de forma coordinada.

Las pesquisas realizadas, entre ellas el visionado de cámaras de seguridad de los comercios y de los cajeros automáticos en los que se produjeron los hechos, facilitaron la identificación de los sospechosos.

Las gestiones realizadas para localizar y detener a los sospechosos han dado resultado negativo, por lo que se ha procedido a declararles como sospechosos y a solicitar una orden de búsqueda y captura.

Los presuntos estafadores son dos hombres y una mujer de nacionalidad rumana, sin domicilio conocido y con edades comprendidas entre los 43 y los 23 años.

La investigación ha permitido determinar que se trata de un grupo organizado, altamente itinerante y especializado en hurtos al descuido de tarjetas bancarias para su posterior utilización fraudulento.

Al parecer, los miembros de este grupo se desplazan en vehículo hasta los establecimientos comerciales, generalmente conocidos supermercados, y una vez allí, los integrantes de la banda se reparten el trabajo.

Mientras uno de los sospechosos vigila en el exterior, otro accede al supermercado y capta a su víctima, a la que, una vez en la línea de cajas, la observa cuando introduce el código pin al realizar el pago de la compra y lo memoriza.

Posteriormente, mientras la víctima carga la compra en el maletero del vehículo, dos componentes del grupo se acercan a ella con un mapa para consultar cómo llegar a una población cercana, momento de distracción utilizado por uno de ellos para acercarse al asiento del copiloto y sustraer del bolso la tarjeta de crédito.

En función de las circunstancias de las víctimas elegidas, el "modus operandi" puede variar y llevar al grupo a sustraer la cartera del interior del bolso, si lo ven "factible y seguro".

Una vez con las tarjetas en su poder, los miembros de la red se dirigen a cajeros automáticos donde extraen dinero en efectivo o realizan compras en otros comercios.

Una acción que llevan a cabo de manera rápida, antes de que la víctima anule las tarjetas bancarias tras percatarse que se las han sustraído.