La endometriosis afecta a unas 30.000 mujeres en Aragón. Una enfermedad dolorosa y silenciosa cuyos síntomas son muy variables entre las personas que la padecen. De hecho, a una oscense el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) le acaba de reconocer una incapacidad laboral permanente. El Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) había recurrido la sentencia del Juzgado de lo Social número 1 de la capital oscense que dio la razón a la demandante, defendida por el abogado Alejandro Giménez Planas. En dicho fallo se condenó al INSS a pagarle una pensión consistente en el 55% de la base reguladora de 982,96 euros. Inicialmente, el Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS), en mayo del 2016, le reconoció un grado de discapacidad del 38% con limitaciones en la actividad del 32% y de seis puntos en sus factores sociales.

La Seguridad Social pidió que se revocara por considerar que era una «enfermedad común, ya que la gravedad de las limitaciones acreditadas no impiden el desarrollo de las tareas fundamentales de la profesión habitual de dependienta». Sin embargo, el TSJA echa mano de los informes médicos para calificar que la sentencia de primera instancia es «razonable», puesto que el «parecer sanitario ofrece mayor garantía de credibilidad» y lo relaciona con su actividad laboral puesto que «sufre un habitual dolor lumbar y torácico ante esfuerzos, incontinencia urinaria y la limitación para permanecer en bipedestación más de 15 minutos».

El Alto tribunal aragonés valora la sentencia recurrida por la Seguridad Social en la que la jueza Marta Baraibar destacó que la mujer presenta patologías que provocan en la trabajadora un «menoscabo funcional con la entidad y gravedad suficiente como para impedirle llevar a cabo los requerimientos de las tareas que constituyen el núcleo de su profesión con eficacia y profesionalidad». «Su profesión habitual de dependienta de comercio exige permanentemente estar de pie, posturas forzadas y mantenidas en extremidades superiores, y aptitudes psico-física óptimas para el trato con clientes de las que carece la actora», apuntó.

DIAGNÓSTICO

A la mujer a la que la Justicia le acaba de dar la razón le diagnosticaron endometriosis en el 2010. Esta enfermedad consiste en la implantación y crecimiento de tejido endometrial fuera del útero y afecta a entre un 10 y un 20% de la población en edad reproductiva de entre 15 a 50 años. Como consecuencia de los anticonceptivos recetados por los ginecólogos para intentar aminorar el dolor, la mujer empezó a sufrir graves crisis de migrañas con aura, produciéndole hemiplejia y dificultad para hablar, que le dificultó tener una vida laboral y personal normalizada, viéndose obligada a tener que estar durante dos meses de baja laboral.

El servicio de Urgencias del hospital San Jorge de Huesca observó, en el año 2013, que la endometriosis se había extendido de manera considerable provocándole más focos por su cuerpo, produciéndole dolor crónico pélvico y sacroilíaco. En el 2014 la enfermedad le produce un quiste pleuripericárdico. Desde noviembre del 2015, la mujer sufre cuadros de alucinaciones auditivas, trances, desorientación y fuertes migrañas que le hacen perder por momentos el sentido y le obligan a tener que acostarse para poder continuar.