Los últimos problemas de tráfico en Monrepós han reabierto el debate sobre las comunicaciones en el Pirineo de Huesca y su conexión con la red nacional de autovías. Y, de paso, han dado un nuevo impulso a la polémica por el trazado de la variante de Jaca, en cuyo municipio confluirán la A-23, que sube desde Zaragoza vía Huesca, y la A-21, que recorre el canal de Berdún hasta Pamplona.

El pasado jueves, el pleno del Ayuntamiento de Jaca aprobó por unanimidad una moción en la que se urgía a Fomento a acelerar la licitación, adjudicación y ejecución de la circunvalación. Pero en el texto no se hacía mención a su trazado, evitando entrar en una cuestión que divide a la opinión pública local.

En el consistorio predomina el punto de vista de que es urgente dotar a Jaca de una variante que evite el paso de vehículos pesados y de mercancías peligrosas, un tipo de tráfico que tiene tendencia a crecer a medida que va avanzando la construcción de la A-23 y de la A-21, que ya están a las puertas del núcleo urbano.

Fomento decidió a principios de siglo llevar la variante, de algo más de ocho kilómetros, por el norte de la ciudad. Pero numerosos jacetanos y no pocos residentes temporales rechazan este recorrido debido a que pasa pegado a los edificios de viviendas del entorno de la estación y del hospital, muchos de ellos construidos cuando ya se sabía por dónde iría la autovía.

Jaca sin Perder el Norte, una entidad que nació para dar voz a los opositores a la ronda tal y como se concibió inicialmente, ha denunciado esta circunstancia y ha llevado el asunto a los tribunales de justicia.

Sus integrantes consideran que la vía de alta capacidad perjudicará a quienes viven en sus inmediaciones (ruidos y contaminación) y que causará un daño irreversible al patrimonio natural y al paisaje a la entrada del valle del Aragón. «Una ciudad que vive del turismo, de la belleza de su entorno, no puede permitirse semejante desaguisado», subraya Margarita Langa, que encabeza Jaca sin Perder el Norte.

Los contrarios al trazado proponen un recorrido alternativo por el sur de la ciudad, siguiendo a distancia variable el curso del río Gas. Piensan que esta ruta, de la que han presentado un esbozo, tendría menos impacto visual y ecológico y preservaría en mayor medida la ribera del Aragón.

UNA OBRA «RUINOSA» / Pero los opositores a la variante por el norte también aportan razones económicas para justificar su postura. Así, el economista Alejo Fernández Durán, especializado en financiación de infraestructuras, considera que se tratará de una obra «ruinosa», dado que requiere una inversión de 114 millones de euros. «La intensidad de tráfico en la N-240 a la entrada de Jaca es de 2.880 vehículos al día», explica. «Y una carretera con dos carriles en cada sentido no se justifica si pasan menos de 10.000 vehículos al día», concluye.

De hecho, Fernández Durán sostiene que si hubiera que pagar un peaje por pasar por la variante de Jaca, el precio tendría que ser de 13 euros por coche, una cantidad desorbitante para un trayecto tan corto.

Jaca sin Perder el Norte ha judicializado el problema tras presentar un recurso contencioso-administrativo que fue admitido por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. En opinión de Margarita Langa, es necesario «establecer una moratoria y estudiar una alternativa». El alcalde de Jaca, el socialista José Manuel Ramón, ha manifestado en más de una ocasión que la variante por el norte es la opción menos mala. El regidor mantiene que lo verdaderamente urgente es que la circunvalación se haga cuanto antes para atajar el peligro que representan los vehículos pesados por la travesía urbana.

Víctor Barrio, portavoz del PP en el consistorio, cree que Fomento debe ejecutar la opción que cause «el menor perjuicio posible» a la forma de vida de la ciudad de Jaca, que tiene en el turismo su gran fuente de ingresos.

Entre los jaqueses no hay unanimidad. Un profesor que reside en el barrio rural de Barós, al sur del casco urbano, piensa que Fomento «no va a cambiar de decisión». Por eso no cree que la variante, finalmente, se desvíe para pasar relativamente cerca de su domicilio. Desde su punto de vista, las autovías, una vez terminadas, «traerán mucho más turismo». Con todo, es optimista respecto a la marcha del proyecto. «No se ve ningún movimiento de maquinaria ni se percibe que el comienzo de las obras vaya a ser inminente», afirma.