Teresa Cameo Belenguer tuvo una muerte despiadada y brutal: su hijo adoptivo de 16 años le acribilló el corazón con más de una decena de cuchilladas mientras, como consecuencia de un puñetazo anterior, estaba tendida inconsciente en el suelo de una habitación del piso en el que residía con el muchacho.

El crimen ocurrió entre las dos y las tres de la madrugada en el piso 6°C del número 24 de la avenida Sáinz de Varanda, en el zaragozano distrito Universidad. Teresa y su hijo adoptivo, S. R. C., de origen indio, llevaban viviendo en esa casa algo más de once años, desde que a mediados del 2002, cuando el edificio entró en servicio, se mudaron junto con su esposo, P. R. V., del que hace unos meses se habían separado. Esa ruptura matrimonial está, según explicaron fuentes policiales, en el origen del homicidio.

Los primeros datos que maneja el Cuerpo Nacional de Policía, cuyo Grupo de Incidencias desarrolló las primeras investigaciones antes de traspasar el asunto hoy al de Menores, apuntan a que madre e hijo mantuvieron de madrugada una acalorada discusión relacionada con la separación de la pareja. En el transcurso de la misma, el muchacho propinó a la mujer un fuerte puñetazo que hizo que esta quedara tendida inconsciente en el suelo.

CUCHILLO DE COCINA Acto seguido, el chico se dirigió a la cocina, donde se hizo con un cuchillo con el que regresó a la primera estancia para asestarle a su madre adoptiva en la parte superior del hemitórax izquierdo más de una decena de puñaladas que le acribillaron el corazón.

Momentos después, según explicaron fuentes policiales, S. R. C. llamó a su padre, el cual se acercó hasta el piso y, tras confirmar que la barbaridad que acababa de contarle su hijo era cierta, telefoneó al 112 unos minutos antes de las tres de la madrugada. El servicio de emergencias movilizó a la Policía y a los servicios sanitarios, que desplazaron varios efectivos y vehículos hasta la casa.

Algunas fuentes apuntaron que, entre el momento del crimen y la llegada del padre, el joven habría comunicado los hechos a varios amigos y conocidos mediante mensajes de teléfono, aunque este extremo no pudo ser confirmado ayer.

INSPECCIÓN Efectivos de la Policía Judicial y de la Científica, apoyados por otros de Seguridad Ciudadana, se desplazaron al piso para, respectivamente, efectuar las primeras diligencias y detener al muchacho y para inspeccionar la escena del crimen en busca de huellas, rastros orgánicos y otros indicios que permitan a los investigadores corroborar o descartar la versión del menor, que ayer fue, por este orden, puesto a disposición de la Fiscalía y el Juzgado de Menores.

El crimen provocó la estupefacción de los vecinos del bloque, varios de los cuales coincidieron en describir al detenido como un muchacho "muy educado" y cordial. No obstante, ninguno de ellos dijo haber escuchado ruidos procedentes del 6°C la noche anterior.

De complexión atlética, S. R. C. practica el baloncesto y estudiaba en un colegio del barrio. La noche previa al crimen no llegó a salir de fiesta pese a tratarse de la primera jornada de los Pilares.

Varios vecinos coincidieron también en apuntar que el muchacho mantenía muy buena relación con su padre, junto al que solía dejarse ver por la urbanización hasta que se produjo la separación.