Un exedil aragonesista en el Ayuntamiento de Almonacid de la Cuba, Luis Badenas, ha pedido urgentemente al Gobierno central que actúe con diligencia, antes de que Rajoy asuma la presidencia, en contra de las misas franquistas que se celebran en las iglesias de Codo y Belchite, en las que "se exhiben banderas preconstitucionales" y se hace alarde de símbolos dela dictadura.

"Ante el inminente cambio de Gobierno, tememos que reine la impunidad en asuntos de memoria histórica", señala el texto de la misiva, que va dirigida a la Presidencia, a los ministros de Interior, Justicia, Asuntos Exteriores, a los presidentes del Senado y del Congreso, a la Fiscalía del Estado, al Defensor del Pueblo y a los presidentes del Tribunal Constitucional y del Supremo.

Badenas lamenta que las autoridades civiles y eclesiásticas condenen las misas y que no se tomen medidas para evitar que se repitan. En su opinión, este tipo de prácticas se viene registrando desde el año 2008, tanto en el interior de los templos como en la vía pública, en el centro de los pueblos, donde "hieren profundamente muchas sensibilidades".

Ante esta situación, el exconcejal solicita que se cree una figura jurídica especial de protección para "zonas delicadas y sensibles como la nuestra por la intensidad con que se vivió la guerra civil". "No nos queremos convertir en el nuevo Valle de los Caídos", afirma textualmente en la carta, en la que denuncia que muchos vecinos se sienten "abandonados y desprotegidos ante las actuaciones de los franquistas".

En este sentido, Badenas insiste en que las misas no tienen como escenario el viejo Belchite, que se encuentran en estado de ruina desde el fin de la guerra civil, sino en las iglesias tutelares de Belchite y de Codo, una pequeña localidad muy cercana a la capital comarcal.

"Si ahora no se pone coto a estos desmanes, ¿qué se hará cuando llegue el nuevo Gobierno?", se pregunta el exconcejal. "Por eso urge tomar ahora mismo las medidas legales necesarias para que este tipo de actos antidemocráticos sean debidamente perseguidos, con el fin de evitar que se vuelvan a producir", advirtió Badenas.

Belchite se convirtió en un elemento de la simbología franquista al término de la guerra civil. El nuevo régimen, que construyó un pueblo nuevo junto a las ruinas del primitivo núcleo, consideró esta localidad un hito en la historia bélica de la contienda.