Los desahucios son un termómetro de la profundidad de la crisis. Y la provincia de Teruel ha vivido dos desalojos en poco tiempo, uno en Monreal del Campo y otro en la capital provincial. En la primera localidad, a José Moreno Garcés todo el mundo lo conoce como El Cojo. Con 61 años, es una figura popular en Monreal. Es fácil verlo deambular por la calle y en los bares. Sufre una discapacidad y vive de una pensión mensual que le da para ir tirando. Pero se ha quedado sin vivienda. Una entidad bancaria ha decidido llevar a efecto el desahucio decretado hace varios años por un juez y ahora José Moreno pasará las noches al raso. El problema es que El Cojo, que había heredado la casa de sus padres, no ha devuelto un crédito que solicitó para hacer reformas.

"Echarlo de su casa es como condenarlo a muerte", denuncia Luis Torrijo, un profesor de Monreal del Campo que recuerda que, durante los largos inviernos del valle del Jiloca, la temperatura baja a menudo de los cero grados. "Su cuerpo no podrá resistir el frío de la noche", se indigna.

"En Monreal todos lamentamos lo que ha sucedido", explicó ayer Pedro Castellano, alcalde de la localidad. "Pero tengo que recordar que el ayuntamiento le ha ofrecido varias veces que ocupe una plaza libre en la residencia de ancianos municipal y él siempre se ha negado", añadió.

Para Torrijo, el desahucio se ha llevado a cabo sin respetar la legalidad. "Dos albañiles se presentaron una mañana en su vivienda y, sin ninguna autorización, lo sacaron a la calle sin darle tiempo a recoger sus cosas y tabicaron la puerta de entrada", asegura.

PROBLEMA SOCIAL El alcalde alega, por el contrario, que la expulsión de El Cojo de su propia vivienda se ha llevado a cabo siguiendo los pasos estipulados por la ley. "No estamos ante un problema legal o jurídico, sino social", subraya Castellano. "Hemos recibido quejas de los vecinos, que tienen miedo de que un día ocurra una desgracia porque José Moreno suele hacer fuego en el interior de la vivienda", agregó.

Por otro lado, una comisión judicial escoltada por agentes de la Policía Nacional procedió ayer al desahucio de Pedro Millana, Perico, de su domicilio en el primer piso del número 9 de la calle San Andrés, en un viejo edificio del centro histórico de Teruel.

En la puerta aguardaban varios integrantes de la Plataforma Stop Desahucios, que ofrecieron resistencia pasiva a los agentes policiales, los cuales se vieron obligados a apartarlos para poder acceder a la vivienda, en la que se cambió la cerradura para que el inquilino no pudiera regresar.

El próximo lunes Perico volverá a su vivienda, en la que estaba alquilado desde hacía once años, para retirar sus enseres. Mientras tanto dormirá en casa de un "colega". Perico agradeció el apoyo de la plataforma y se quejó de que la propietaria del piso no quería cobrarle el alquiler de 250 euros mensuales.

El desahuciado señaló que es encofrador y que desde hace tres años está en paro y que los únicos ingresos que obtiene proceden del dinero que le da semanalmente su padre.