El reciente robo de material ferroviario en el ramal abandonado que comunica Zuera con Ayerbe no causó una gran pérdida económica. Este atajo hacia el Pirineo lleva abandonado más de 40 años, pues se clausuró poco tiempo después del cierre de la línea de Canfranc en Francia. Pero la sustracción de las viejas traviesas de madera y de oxidados raíles ha servido al menos para recordar que, el día en que se reabra la vía principal que atraviesa el Somport, el tramo entre Zuera y la descalabrada estación de Turuñana podrá desempeñar un papel muy importante en la recuperación del tráfico ferroviario entre Aragón y Francia.

"La necesidad del ramal de Turuñana se dejará sentir en cuanto se reabra el Canfranc", señala Luis Granell, de la Coordinadora para la Reapertura del Ferrocarril Canfranc-Oloron (Crefco). "Se trata de una alternativa muy barata para acortar el tiempo de viaje entre Zaragoza y el Pirineo, sobre todo pensando en los trenes de mercancías y en los que transporten esquiadores y montañeros".

El ramal, de unos 39 kilómetros, evita pasar por la ciudad de Huesca y sigue el valle del río Gállego por una zona llana en la que los convoyes podrán alcanzar los 140 kilómetros por hora, pues el trazado (de escasa pendiente y curvas de amplio radio) lo permite perfectamente, en opinión de Granell.

OBJETIVO SECUNDARIO "Hay que tener en cuenta que una parte considerable de la línea del Canfranc es de vía única, lo que limita bastante su capacidad, por lo que será preciso recurrir al desvío de Turuñana para absorber más tráfico ferroviario", agrega el responsable de Crefco, que subraya que la recuperación de este tramo olvidado es un "objetivo secundario" dentro de la larga reivindicación por volver a comunicar Canfranc con el departamento de los Pirineos Atlánticos.

De hecho, el ramal de Turuñana se abrió en el año 1928, cuando ya funcionaba toda la línea entre Zaragoza y Pau. "Fue una exigencia de Francia, que consideró que había que asegurar el tráfico de trenes creando una infraestructura que reducía la distancia y el tiempo de viaje entre las dos ciudades", dice Granell.

Recientemente, la Guardia Civil sorprendió a varias personas llevándose material de las vías, aunque están casi enteramente desmanteladas en toda su longitud. No en vano, la propia Renfe ha utilizado elementos de esta infraestructura en las reparaciones que se han llevado a cabo entre Huesca y Canfranc, cuyas vetustas instalaciones requieren frecuentes arreglos. "Su destino, ahora y en el futuro es servir de apoyo a la línea principal del Canfranc", afirma Granell.