La aventura hidroeléctrica en el Valle del Ésera es el título de una exposición que invita al público hasta el 16 de septiembre a acercarse al Palacio de los Condes de la Ribagorza, en Benasque, para recorrer sus tres plantas y los cien años del aprovechamiento eléctrico en la Alta Ribagorza que se inician en 1912 con las obras del salto de El Run. Hace ahora un siglo.

Esta muestra es el resultado del proyecto promovido por la Diputación Provincial de Huesca (DPH) y la Fundación Hospital de Benasque para sacar a la luz la historia de las centrales eléctricas del valle y poder conocer cómo era hace un siglo La Ribagorza. La evolución histórica plasmada en un centenar de fotografías se completa con una importante selección de antiguos aparatos industriales, documentos, libros y piezas relacionadas con la hidroelectricidad que permiten entender mejor aquella época.

En abril del 1911 se crea en Castejón de Sos la sociedad Hidro-Electra Pirenaica de El Run para generar energía eléctrica y destinarla a producir fuerza motriz y alumbrado para los pueblos de la zona. Pero no es hasta 1912, cuando se constituye en Barcelona la Sociedad General de Fuerzas Hidroeléctricas que pasará a denominarse Catalana de Gas y Electricidad. En ese momento, el objetivo era llevar a Barcelona 30.000 caballos desde el salto de El Run con una línea de 250 kilómetros a 110.000 voltios.

En los años noventa cambiaron de propietarios y pasaron a pertenecer a Endesa y más recientemente, en el 2009, la empresa Acciona Energía está al cargo del sistema hidroeléctrico del Ésera. Todas ellas han seguido los pasos que en 1912 se iniciaron con aquel proyecto denominado el salto de El Run.

Allí, se comienza a construir una pequeña central, la número 1, para el suministro de energía. Se trataba de dos líneas de 6.000 voltios para alimentar la zona donde se ubicará la presa, junto al pueblo de Villanova, y hacia Seira suministran el fluido eléctrico para los compresores situados encima del congosto. Pronto, se necesita otra segunda central auxiliar en Seira. Miles de personas vinieron de todos los lugares de España y del extranjero a trabajar en las obras de las centrales, y para documentar todas las tareas se toman fotografías con una gran cámara de placas de cristal. Todo en el mismo año en el que también se termina el puente de El Run sobre el Esera y los coches pueden llegar hasta Benasque.