Alrededor de 3.000 personas se manifestaron en la tarde de ayer en Sangüesa (Navarra) para exigir la inmediata paralización de las obras de recrecimiento de Yesa, que se han visto marcadas estos últimos meses por los problemas de estabilidad de la ladera derecha del embalse, donde está previsto que se apoye la nueva presa.

Convocadas por Iniciativa Ciudadana de Sangüesa, una treintena de entidades, muchas de ellas aragonesas, se unieron a la marcha, en la que también tomó parte el propio alcalde de Sangüesa, Ángel Navallas.

"La concentración ha sido un éxito", señaló Valentín Cazaña, responsable de la Coordinadora de Afectados por Grandes Embalses y Trasvases (Coagret). "Prácticamente se ha sumado todo el pueblo de Sangüesa y han venido también de las localidades cercanas porque existe una verdadera preocupación por unas obras de recrecimiento que no paran de generar problemas", añadió.

"La gente tiene una verdadera necesidad de saber qué pasa y exige tanto al Gobierno de Navarra como a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) que den explicaciones", manifestó, por su parte, Luis Solana, presidente de la Asociación Río Aragón.

CLAMOR POPULAR

Los organizadores leyeron un manifiesto desde el balcón del consistorio de Sangüesa y el alcalde tomó la palabra para criticar la actitud de "falta de transparencia" del Gobierno de Navarra y pedir que se realice un desembalse preventivo "hasta una cota segura".

Por otra parte, Luis Sola, de Iniciativa Ciudadana de Sangüesa, agradeció el apoyo del alcalde de la localidad, que encabeza una agrupación independiente, e hizo notar que Unión del Pueblo Navarro, marca del PP en la Comunidad Foral, no estuvo presente en la manifestación, que se desarrolló sin incidentes bajo el lema Yesa, por seguridad, ni un metro más.

"No puede ser que, como pasó la semana anterior, el embalse esté a más del 97% de su capacidad", subrayó Sola, que hizo asimismo referencia a los corrimientos de tierras detectados en la ladera derecha, que han obligado al desalojo parcial de dos urbanizaciones situadas junto al embalse.

"Hoy aquí se ha oído el clamor popular de quienes viven aguas abajo del embalse, que tienen miedo y no entienden la pasividad del Gobierno de Navarra ni el empecinamiento de la Confederación en seguir adelante con el recrecimiento", dijo Javier Giménez, alcalde de Artieda.