El Partido Aragonés no ocultaba ayer por la noche la decepción que supuso no aumentar su número de concejales en el Ayuntamiento de Zaragoza. A pesar de subir casi un 1,5% en votos, mantendrá sus dos ediles, a pesar de la fuerte apuesta que supuso la doble candidatura del presidente del partido, José Ángel Biel. Los aragonesistas no podían ocultar cierta decepción, máxime cuando no pueden hacer números con otro partido y decidir así el color del gobierno.

Por apenas 400 votos, se han quedado a las puertas del tercer concejal, lo que les habría permitido tener más capacidad de decisión. Aún así, los principales dirigentes del PAR --sin ocultar que esperaban mejores resultados-- se consideraban satisfechos por la tendencia alcista.

La militancia concentrada en el hotel Reino de Aragón y que aguardaba con incertidumbre los resultados, tenía otro punto de felicidad: la debacle de CHA y que le ha supuesto una pérdida de 33.000 votos, la mitad del porcentaje que sacó en las pasadas elecciones y tres concejales menos. La alegría, en parte, estaba justificada, ya que casi empatan con los nacionalistas en la pugna por ser la tercera fuerza política.

Cada vez que la pantalla de televisión confirmaba esta derrota, los gritos de satisfacción y los comentarios jocosos sobre la figura de Gaspar aumentaban, pese a que públicamente mantuvieron un comportamiento deportivo. Algunos sectores no ocultaron su sorpresa por el desplome.

Sobre el escenario político que se plantea, ni el presidente y candidato José Ángel Biel, ni el secretario general, Alfredo Boné, quisieron aventurar nada, aunque sí insinuaron que el Ayuntamiento de Zaragoza será decisivo en posibles pactos. Sin embargo, también son conscientes de que estos serán complicados al no tener capacidad decisoria por no sumar ni con el PP ni con el PSOE, la fuerza más votada y auténtica triunfadora de la noche.

"El PAR va a tener un papel fundamental en los resultados municipales". Fue la escueta frase del presidente y bicandidato del partido para referirse al resultado en la capital aragonesa, y otra de las lecturas que hicieron fue que en la ciudad, el peso de la política nacional ha provocado una tendencia al bipartidismo que, lógicamente, no es del agrado de los aragonesistas puesto que les perjudica.