Representantes políticos de la cuenca del Ebro se reunieron ayer en Zaragoza para abrir un frente común e instar al cierre definitivo de la central nuclear burgalesa de Garoña, después de que el Consejo de Seguridad Nuclear informara favorablemente sobre su reapertura. Se trata de un encuentro interautonómico organizado por el grupo confederal de Unidos Podemos, En Comú Podem y En Marea al que han acudido representantes de parlamentos autonómicos, ayuntamientos y diputaciones de Cantabria, La Rioja, Castilla y León, País Vasco, Navarra, Cataluña y Aragón, así como representantes de movimientos sociales antinucleares.

Entre los asistentes, en la representación aragonesa, estaba el diputado de Podemos por Zaragoza en el Parlamento español, Pedro Arrojo, para quien «plantearse siquiera el asunto es una temeridad, cuando Fukushima está todavía caliente». «Cuando ya todos los países avanzados están hablando de la transición energética a las energías renovables, aquí, en este país, el Partido Popular lo que hace es el impuesto al sol y el pelotazo nuclear», lamentó. Para él, este «encuentro sin precedentes» tenía una «clara proyección»: «Que los movimientos sociales tengan el apoyo unánime, si es posible, de las instituciones de la Cuenca del Ebro». Un «primer paso» para lograr la «unidad interinstitucional» que logre que el Gobierno central «se lo piense» y cambie «lo que ya es una indisimulada política de un nuevo empujón nuclear», consideró.

Al encuentro también acudió el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve. «Pedimos que la central que estaba cerrada permanezca cerrada, y que se zanje este tema», declaró al tiempo que se comprometió desde el consistorio a «abanderar, dar cobijo, ayudar, potenciar y contribuir a esa movilización ciudadana».

«Las nucleares hoy en día no son la solución, sino un grave problema», expuso. A su juicio, «es triste» que después de “las grandes luchas» vividas en España, ahora «las nuevas generaciones tengan que volver otra vez a retomar esa batalla y esa pelea».

Para Santisteve, Aragón «se juega mucho» con la reapertura de Garoña, está en peligro, dijo, «la potencia que tiene en materia agroalimentaria, que es la supervivencia del valle del Ebro». En este sentido, instó al «apoyo de la sociedad civil» en este «tema que requiere de la sociedad civil una movilización urgente porque Garoña no es necesaria para la producción energética», indicó.