La Policía Nacional destapó hace un año una estafa de más de dos millones de euros en la planta de Arcelor Mittal en La Cartuja (Zaragoza). Se investigó a 24 personas entre camioneros, clasificadores, gruistas y palistas; por formar una trama que, supuestamente, introducía tierra o serrín junto a la ferralla que vendían a la empresa. Paralelamente, los agentes descubrieron que uno de los trabajadores de la empresa había contratado a dos sicarios para que dieran un susto a un compañero al que le consideraba que estaba siendo desleal con la trama. Junto a la paliza, le robaron 100.000 euros que procederían de la estafa. Ayer, este empleado, Juan Carlos A. P., y los dos presuntos matones, Juan Francisco P. G. y José P. G., fueron juzgados por un delito de robo con violencia por el que la Fiscalía y el abogado de la víctima, Javier Notivoli, solicitaron 5 años de cárcel.

Los tres negaron la mayor, llegando a insinuar Juan Carlos A. P. que lo hizo bajo presión policial. Uno de los sicarios, Juan Francisco P. G., reconoció que había estado en Zaragoza, pero que fue para ir a visitar a una amante, aprovechando que su esposa no estaba. Viajó desde Illescas (Toledo) para dicho encuentro exprés.

Sin embargo, el inspector del Grupo de Atracos de la Policía en Zaragoza, Abel Ferro, afirmó que investigaron tanto los geoposicionamientos de los teléfonos móviles de los encausados como de la víctima, ya que, al parecer, se los sustrajeron para que no pudieran pedir auxilio. A ello, sumaron el visionado de las cámaras de la Dirección General de Tráfico que corroboraron, por ejemplo, la presencia del coche de uno de los sicarios; así como las relaciones que Juan Carlos A. P. tenía con uno de los matones, ya que eran amigos en Facebook. Tras dar el golpe, dejaron de seguirse en las redes sociales. A ello añadió los pinchazos telefónicos «inculpatorios».