La orden de la DGA obliga a los centros educativos a tener un botiquín básico portátil y otro ampliado para tratar curas con mayor profundidad. En el portátil deberá haber tijeras, pinzas, termómetro, guantes, así como apósitos, parches, tiritas, gasas, suero, agua oxigenada, entre otros. En el otro, un tensiómetro, bolsas de frío y calor, cánula de Guedel, vendas, analgésicos, corticoides, antiinflamatorios, adrenalina preparada y varios inyectables y jeringuillas.