El emblemático club Papiro, situado en la zona del Madrazo de la capital aragonesa, ha vuelto a ser clausurado. Una medida tomada por el Servicio de Disciplina Urbanística del Ayuntamiento de Zaragoza tras comprobar que no cuenta con licencia de apertura. Reabrió sus puertas en mayo.

Lo habitual en este tipo de situaciones es que los responsables de los locales sean apercibidos, si bien, en este caso, la decisión se ha adelantado después de que el propietario del mismo fuera detenido por, supuestamente, explotar sexualmente a una joven rumana, tal y como adelantó EL PERIÓDICO. Según fuentes consultadas, el hecho de que se haya abierto una investigación por la posible comisión de un delito en el interior del mismo justifica esta decisión "provisionalísima". El próximo miércoles se dará cuenta de este decreto en la Comisión de Urbanismo.

ANTECEDENTES

Este local, que está inscrito como hostal-bar, permanecía abierto desde hace poco más de un mes, después de que la Audiencia Provincial de Cantabria levantara la orden de cierre que pesaba contra el mismo en el marco de una operación policial, llevada a cabo en octubre del 2010, por los delitos de proxenetismo y el blanqueo de capitales. No fue el único, sino que también fueron precintados el San Brasil, en la calle Francisco de Vitoria; los Stay de Alagón y de Orihuela (Alicante), una casa de masajes de la calle Coimbra y un pub de Delicias. Hubo una veintena de detenidos.

El tribunal provincial revocó la clausura señalando que en esos cinco establecimientos se desarrolla "la explotación de un negocio que no consta que se haya prohibido por la ley" y reconoció "que no está en condiciones de presumir que en el local se va a continuar con la actividad delictiva" por la que fueron cerrados.

Durante todo ese tiempo, los ladrones hicieron suyos la totalidad del mobiliario y provocaron importantes daños, ya que llegaron a sustraer hasta las cañerías y los tubos de los sistemas de calefacción. En la nueva investigación, el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Zaragoza no solo no adoptó esta medida, sino que consideró que el dueño del Papiro debía ser puesto en libertad, al igual que otras dos personas que fueron arrestadas.

INOCENTES

Todos ellos, defendidos por los abogados José Luis Melguizo y Olga Oseira, negaron las acusaciones de una joven rumana que les denunció hace una semana por explotarla sexualmente bajo amenazas tanto en este club situado en la carretera de Logroño como en la calle Ramón y Cajal de la capital aragonesa. El propietario llegó a afirmar que ni la conocía. Denunció que un amigo de la infancia y el propietario del Papiro le obligaban a trabajar casi las 24 horas y que del dinero que ganaba se quedaba una mínima parte. Entre los detenidos también figura una mujer que, al parecer, ejercía la labor de controladora para evitar que denunciara. Y eso que los supuestos proxenetas le aseguraron que tenían muchos amigos en la Policía Nacional y estos no solo no le harían caso, sino que se acabarían enterando y que pagaría duramente las consecuencias.