Ni las mejoras en el servicio ni el abaratamiento de precios garantizan un buen resultado en la utilización del transporte público. Así lo refleja al menos el balance de usos que arrojó el Cercanías de Zaragoza en el 2014, en el que perdió un 18% de usuarios en solo un año, con 64.000 viajeros menos que en el 2013.

El pasado ejercicio se cerró con 303.000 pasajeros en este servicio, que conecta Casetas con Miraflores, a pesar de tener en servicio una parada en la intermodal de Delicias y las céntricas del Portillo y, sobre todo, de Goya. El efecto que tuvo el estreno de esta última se ha difuminado y la línea vuelve a la senda del descenso en la utilización y, por tanto, a la de aumentar el déficit por su explotación.

De hecho, todas las estaciones (en realidad solo hay seis) salvo la de Goya han experimentado un descenso en el número de personas que suben y bajan en ellas. Incluso la de Utebo, que se mantiene como la más utilizada de la línea, lo sufrió. Los 121.060 pasajeros que subieron en el 2013 fueron 111.300 el año pasado, aunque ha aumentado el de los que bajan en ella, con 87.300 por los 75.115 de hace un ejercicio.

SUBE GOYA

Una tendencia inversamente proporcional a la experimentada por la estación de Goya, que ha visto cómo los 59.696 que subían al Cercanías en ella y los 58.743 que bajaban hace dos años, durante el 2014 acabaron siendo 83.400 y 86.200, respectivamente. La centralidad y la posibilidad de enlazar con el tranvía le hace ganar más adeptos, aunque la estadística general demuestra que no anima a que haya más gente que apueste por la línea, simplemente cambian los desplazamientos de la que ya la usaba en los años anteriores.

Y esto se refleja en que para que unas estaciones aumenten sus registros otras los ven reducidos. Y de qué manera. Los que bajan en Miraflores, por ejemplo, fueron 22.500 el año pasado, casi la mitad de los que lo hacían en el 2013, un total de 40.094. Pero es que si antes subían 21.481, en el 2014 ya fueron 16.500, 5.000 menos y unas 45 de media diaria para 80 circulaciones.

La del Portillo se antoja como la que más ha padecido el efecto de Goya, ya que los 47.685 que subían al Cercanías en ella se han convertido en 27.300, y los 64.497 que bajaban, ahora son 28.800. Menos incluso que en la de Casetas, alejada del casco urbano y tradicionalmente una de las menos usadas por los zaragozanos. En este caso, los 48.489 que se apeaban en su andén en el 2013 ahora son 34.100, y los 68.185 que accedían allí al tren, ahora son únicamente 24.400 viajeros.

Por último, la parada de la estación intermodal de Delicias solo ha sufrido cambios en cuanto a las personas que llegan hasta ella en Cercanías. Quizá el autobús sea mejor opción o, sobre todo, más barata para los viajeros que enlazan con otras líneas. Los 80.148 que se bajaron allí en el 2013 --era la que más viajeros recibía en los desplazamientos habituales-- se han tornado en solo 44.200 en el 2014, muy lejos de las cifras de Utebo y Goya. Por contra, subían 48.980 y lo siguen haciendo 40.100, un descenso menos llamativo.

Pero si sorprende el descenso en las cifras de utilización del Cercanías, más lo hace que las fuentes oficiales de Renfe subrayen que este resultado "demuestra que se está consolidando el servicio" en Zaragoza. Más cerca de los 280.000 usuarios de su peor año que de los 367.000 esperanzadores del primer ejercicio en el que la estación de Goya estaba ya abierta.

Aún así, los gestores ferroviarios achacan el descenso a "la crisis económica y los cambios de movilidad internos" en la ciudad. No destacan la influencia de que el billete sencillo cueste 45 céntimos más que los del bus y el tranvía (1,80 euros por 1,35) o de que el viaje con el bono de diez trayectos cueste un 20% más que con la tarjeta bus de la capital aragonesa.