Se trata de valorar el compromiso social y reconocer al voluntariado. Esa fue la razón principal esgrimida por la Universidad de Zaragoza para justificar la puesta en marcha, en el curso 2013-2014, del plan de voluntariado, por el que ya han pasado 167 estudiantes.

El programa está en auge, como lo demuestra el incremento de efectivos del pasado ejercicio (115) respecto al año en que inició el proyecto (51). El plazo de inscripción este curso concluye el 4 de octubre. "La universidad, además de formar académicamente y transmitir conocimientos, también lo hace con otro tipo de valores, como el compromiso social y dedicarse a los demás", indicó María Ángeles Millán, directora de secretariado de Política Social e Igualdad del campus.

Y ese compromiso tiene recompensa. En concreto, hasta dos créditos académicos que convierten al plan en algo así como una asignatura. "Según las horas que haga el alumno, la entidad con la que tenemos convenio nos manda la acreditación como voluntario y nosotros procedemos a la convalidación", dice Millán, que rechaza la exigencia de cualquier requisito especial a la hora de aceptar las solicitudes. "Hace falta conciencia social", sentencia.

Los comienzos fueron difíciles. Uno de los programas, el que lleva a cabo Universitarios con la Infancia y que permitía a los estudiantes acceder a los centros educativos, topó de bruces con la reticencia de sindicatos y otros sectores educativos que consideraron que esta tarea solapaba la de los docentes. Tras varias reuniones, todo se aclaró y los voluntarios pasaban a colaborar con los profesionales de los centros en la realización de tareas puntuales, siempre complementarias en el ámbito extraescolar, no lectivas ni curriculares. "En ningún caso el trabajo del voluntariado sustituye, ni total ni parcialmente, las responsabilidades de los profesionales de los centros educativos", advierten desde la universidad.

Algunas de las tareas realizadas en los colegios son el refuerzo educativo de materias en horario extraescolar, apoyo en la biblioteca, actividades de huerto y periódico escolar, ajedrez, cuentacuentos o talleres para madres y padres de niños inmigrantes. 85 estudiantes ya han pasado por este programa.

Pero hay más. Dona Médula Aragón, Hermandad del Refugio, Cruz Roja, Scouts Aragón, Feaps, Fundación Canfranc o YMCA son otras de las entidades con las que la universidad ha rubricado convenios y que acogen alumnos que, posteriormente, son reconocidos con créditos. "Se trata de suplir carencias que, si no estuvieran los voluntarios, colectivos de desfavorecidos no podrían ver compensadas", explicó Millán, que aseguró la vocación de continuidad del plan.

Actividad gratificante

Uno de esos voluntarios es Cristian, que lleva dos años participando en el plan. "He tenido la oportunidad de trabajar junto a madres y niños, con la posibilidad de enseñar algo de nuestra cultura a un grupo de madres de otras nacionalidades o elaborar un periódico escolar", indica en una de las webs que la universidad dedica a esta labor. "Me decidí a participar porque suponía una forma de adquirir más experiencia en el sector en el que me he formado. Además, resulta muy gratificante ayudar a desarrollar unas actividades y también pude aprender cosas, tales como la cultura de otros países", expone el universitario.