El barrio zaragozano del Arrabal alcanzó ayer el límite de su paciencia con el vandalismo, después de que una nueva quema de contenedores dañase gravemente la fachada del número 40 de la calle Mosén Domingo Agudo, así como tres coches estacionados en las inmediaciones. Pese a lo espectacular del estado del edificio, el humo no llegó a entrar en las viviendas ni hubo que atender ni desalojar a los vecinos. Aún así, la asociación de vecinos Arrabal-Tío Jorge ha dicho «basta» y el domingo ha convocado una concentración, en la plaza San Gregorio, a las 11.30 horas, para protestar por los reiterados incidentes de este tipo que están sufriendo.

No en vano, recordaba ayer el presidente de la asociación, Rafael Tejedor, han encadenado tres incendios de este tipo en apenas un mes. El 22 de noviembre fue en la plaza San Gregorio y la calle Blas de Ubide, en la que cuatro coches y la fachada del centro de salud resultaron afectadas. En la madrugada de este mismo martes la misma calle Mosén Domingo Agudo, unas manzanas más abajo, sufría otra quema de un solo depósito, que sin embargo afectó a seis vehículos, a tres de ellos de gravedad.

Solo esta reiteración ya habría motivo para la indignación vecinal, pero el problema viene de muy lejos. Particularmente en esta calle, donde en el solar de aparcamiento ya hubo otro incendio en febrero, que afectó a dos depósitos y dañó tres turismos. Un vecino resultó herido al intentar apagar las llamas con un extintor. Pero aquel, a su vez, llegaba relativamente poco después de uno mayor, en las fiestas del Pilar del 2016, cuando llegaron a ser afectados nueve turismos estacionados en el lugar. Pero el problema se da puntualmente en otras calles, como Pano y Ruata.

En definitiva, los vecinos quieren que se adopten las medidas que se pueda ante este problema, que no solo genera costes al ayuntamiento, tanto por los propios contenedores -la cifra nunca ha estado clara, se hablaba de 900 euros entre el depósito y los costes de los trabajos de recambio- como por otro mobiliario urbano, sino a los propios vecinos.

VÍCTIMAS / No hay más que ver el caso de ayer, en el que Jesús Sánchez amaneció con el lateral de su vehículo derretido -estaba aparcado en la acera de enfrente- y con posibles daños en el motor que no se atrevía ni a comprobar. «Ahora me voy al seguro, a ver qué me dicen», explicaba, resignado. En su caso, durante la noche, ni siquiera supo que habían sido víctimas del vandalismo. «La verdad es que no me enterado de nada, me tomé un calmante (a las 3.00 horas) y esta mañana, cuando iba a salir, me ha comentado un vecino que si no sabía lo que había pasado».

Y es que, pese a la espectacular altura que debieron alcanzar las llamas, que afectaron hasta al cuarto piso, los daños en las persianas y cristales no llegaron a ser de tal magnitud como para romper las ventanas y que el humo entrase en las casas. Los bomberos confirmaron que no hubo que atender a nadie por inhalación de humo, ni evacuarlos.

Así lo atestiguaba también María José, otra de las residentes, que explicaba que tampoco se había dado cuenta de mucho por la noche. Se mostraba indignada con el episodio, y esperaba no solo que se detuviera al culpable, sino que «les hagan algo, porque luego no les pasa nada», lamentaba.

La Policía Nacional investiga estos incendios, y de hecho acumula un centenar de llamadas para comprobar si alguien ha visto algo. Mantienen un protocolo de colaboración con la Policía Local para intentar detener al culpable, pero es fundamental la colaboración ciudadana, para avisar si se ve a algún sospechoso.

Ayer, además, ardió otro depósito en la avenida Ilustración de Montecanal, sin más daños.