Vanessa Barrado murió desangrada tras ser degollada --prácticamente decapitada-- durante el ataque del que fue víctima a manos de una o varias personas, en el que también fue golpeada. Después, su cuerpo fue descuartizado a golpes de hacha antes de ser enterrado en cal viva.

Ese es el estremecedor relato que revela la exhaustiva "autopsia de especial diseño" que los forenses del IMLA (Instituto de Medicina Legal de Aragón), apoyados por expertos en Radiología del hospital Miguel Servet, han practicado a los restos hallados el 22 de octubre del 2012, y a otros localizados en febrero, en una chopera de Cadrete.

Su compañero y padre de la hija de cuatro años que tuvieron en común, Cristóbal M. M., lleva desde enero del año pasado en la prisión de Zuera como presunto autor del crimen, por el que también fueron detenidos sus hermanos Miguel y Manolo --están imputados como cooperadores necesarios o cómplices-- y su hermana Jéssica, sospechosa de encubrimiento por haber vendido por orden del primero varias joyas de la víctima. Los tres últimos se encuentran en libertad bajo fianza.

Los forenses empezaron por efectuar, antes de manipularlos, "un minucioso barrido radiológico" de los restos, unos esqueletizados y otros con restos corporales, que incluían la práctica totalidad del aparato óseo de Vanessa salvo los pies y las manos, que nunca fueron hallados.

MORTAL Los especialistas detectaron en la cara lateral e inferior de la cuarta vértebra cervical, situada entre la arteria carótida y la vena yugular y junto a la laringe, una "lesión con características de vitalidad" --sufrida en vida-- con forma de cuña y "compatible con la acción de un filo cortante que secciona con el cuello ligeramente en hiperextensión de derecha a izquierda, prácticamente horizontal".

"Sus características (...) nos orientan a pensar en una lesión de tipo degüello homicida", indica el informe. Es decir, que alguien le cortó el cuello a Vanessa por la parte delantera hasta llegar a la columna vertebral con un tajo de derecha a izquierda.

Una acción de ese tipo, según fuentes sanitarias consultadas por EL PERIÓDICO, solo puede producirse de dos maneras verosímiles: una persona zurda sujeta la cabeza y, tirando de ella hacia arriba --ya sea asiendo una zona del cráneo o el pelo --, efectúa el corte por detrás; o un diestro lo perpetra por delante mientras él mismo, u otra persona, mantiene erguida a la víctima tirando de su cabello hacia arriba.

Un corte de esas características "ocasiona una gran pérdida hemática con salida de sangre del paquete vascular cervical" y una "afectación del esqueleto laríngeo con insuficiencia respiratoria aguda", lo cual provoca "de forma inmediata" un shock hemorrágico mortal.

La autopsia ha revelado otra lesión en la zona izquierda de la nariz cuya causa "más probable es la acción de un puñetazo".

UNA O VARIAS MANOS El apartado del informe dedicado a la "etiología médicolegal", en el que los forenses reseñan sus hipótesis sobre las causas de la herida, indican que las lesiones "son compatibles con la intervención de otras personas lesionando estructuras vitales del cuello que son rápidamente mortales".

El cadáver de Vanessa fue posteriormente profanado y ultrajado por quien la descuartizó con un hacha de pequeño tamaño --"hachuela", indican los forenses--. "Se aprecian lesiones de amputación y desollamiento posmortales (una vez fallecida) que tratan de ocultar o hacer desaparecer el cadáver", añaden.

La perversión de quien asesinó a Vanessa y quien intento deshacerse de su cuerpo no terminó ahí. Los forenses detectaron en los huesos "un ph altamente alcalino de 9 a 11" provocado por "la acción de caústicos alcalinos" sobre el cadáver. Es decir, que sus restos fueron enterrados con cal viva --o una sustancia similar-- para desintegrarlos. "Intensifica más la hipótesis del efecto caústico", indican los forenses, la ausencia de insectos o microorganismos.