La Asociación de Vecinos de San José hace balance del 2013. Un año en el que la movilidad ha generado varios quebraderos de cabeza; la sanidad ha sacado a los vecinos más de una vez a la calle y la evolución de los movimientos vecinales se ve con cierto recelo, incluso, cuestionan el modo de trabajar de las agrupaciones más jóvenes, las del sur de Zaragoza, y los objetivos que persiguen con sus campañas. Su análisis lo fundamentan en sus 40 años de experiencia como movimiento vecinal.

Conscientes de que todos los distritos tienen necesidades y reivindicaciones, y de que este es el trabajo y deber de las asociaciones vecinales, critican que las nuevas entidades surgidas "carecen, lógicamente, del nivel de madurez del movimiento vecinal con años de trayectoria", incluso señalaron que algunas de sus peticiones de apoyo les "parecen más solicitudes de respaldo borreguil que un llamamiento a la solidaridad".

En su memoria anual, analizan una de las áreas que más interés vecinal ha despertado: la movilidad. Para la entidad, "la reestructuración de las líneas agudizó el conflicto entre vecinos de los barrios de Zaragoza" donde todos miraban por su propio beneficio y pedían más líneas y mejores frecuencias. "Una batalla interminable" y que tienen un gran "calado político".

Pero la reorganización de las rutas ya está en marcha --la segunda desde que Autobuses Urbanos de Zaragoza asumió el timón en agosto-- y aún así no confían en el futuro. Y aquí entra la sanidad, otro de sus pilares del 2013. Desde la asociación insisten en mejorar la comunicación con el hospital Miguel Servet. "Para evitar que lo peor esté por venir" seguirán recogiendo firmas y lograr que mejoren las conexiones con el centro. Anunciaron que próximamente harán una asamblea para preparar nuevas movilizaciones.