Los vecinos del entorno de Biscarrués y de los Mallos de Riglos recorrieron ayer varios tramos del cauce del río Gállego para demostrar la falta de caudal en muchos tramos. En concreto, advirtieron de que de 220 kilómetros que tiene, solo 30 conservan todo su caudal natural, convirtiéndose así en uno de los ríos más regulados y sobreexplotados de la cuenca del Ebro.

Uno de los lugares donde se detuvieron fue la presa del Gállego, en los términos municipales de Biscarrués y Ardisa, un punto donde el caudal se deriva por el Canal de Monegros «dejando seco el cauce unos kilómetros». Según apuntaron, el río solo conserva su caudal desde pasada la central de Biescas hasta Sabiñánigo y desde la central de Carcavilla hasta la presa del Gállego, en total 30 kilómetros. A partir de allí y hasta la desembocadura, «llega prácticamente seco», llevando únicamente como caudal los vertidos de algunas fábricas del entorno de Zaragoza. De hecho, denunciaron que prácticamente en su nacimiento, en la cabecera, el Gállego es ya un río que sufre regulación.

producción hidroeléctrica / La portavoz de la coordinadora Biscarrués Mallos de Riglos, Lola Giménez, explicó que «en Zuera y Villanueva, prácticamente no lleva agua» y esta discurre «por un canal paralelo que se usa para producción hidroeléctrica». A su entender, el Gállego es un ejemplo de un río «hiperregulado, que conseguimos que recoja toda la cabecera y que llegue prácticamente seco a su desembocadura; si a eso le sumamos los problemas del lindano, vemos que la situación es alarmante».

Este colectivo está recogiendo firmas hasta el 28 de julio y ha programado otra acción reivindicativa el 12 de julio, jornada en la que llegarán a Zaragoza a través del Ebro para entregar las 4.000 alegaciones que han recopilado hasta el momento, contra la construcción del embalse de Biscarrués. Los vecinos de esta zona de Aragón denuncian así una obra contra la que llevan 30 años luchando al oponerse por entender que acabaría con su actividad económica, tanto por el turismo de aguas bravas como por los terrenos que quedarían anegados, lo que supondría un grave perjucio para agricultores y ganaderos de la zona.