Una vez que el tema de la reordenación de líneas está prácticamente zanjado y los vecinos se muestran conformes, comienza la segunda parte del conflicto: las marquesinas de bus. Es el caso del barrio del Arrabal que no descarta movilizaciones para el próximo curso en caso de que el Ayuntamiento de Zaragoza siga haciendo oídos sordos y no coloque marquesinas en las paradas de autobús.

El presidente de la Asociación de Vecinos Arrabal, Rafael Tejedor, criticó al consistorio por "no haber tenido en cuenta al barrio" en la distribución de las nuevas marquesinas tras la segunda y definitiva reordenación de la red de autobuses públicos.

Calles como Marqués de la Cadena o Sobrarbe, en las que el viento sopla con fuerza y el calor y el frío se hacen notar con intensidad, se encuentran sin ninguna cabina de autobús. "La línea 36 antes tenía marquesinas, ahora, ya no", explicó. La cuestión radica en dónde están, decía Tejedor.

Desde la asociación explicaron que llevan tiempo reclamando marquesinas, incluso antes de la reordenación. "Llevamos dos años pidiendo que ponga paradas con cristaleras para protegernos del viento y no nos hacen caso", criticó. "Lo hemos solicitado formalmente y no sabemos nada", lamentó.

Una vez pase agosto, la entidad anuncia que volverá a guerrear con este tema, incluso, anuncian, si desde el consistorio mantienen la negativa, no descartan hacer algún tipo de acto reivindicativo.

MÁS PROBLEMAS Pero el Arrabal no es el único barrio de Zaragoza descontento con este tema. En el Actur ocurre algo similar. En este caso, las nuevas paradas de bus también carecen de marquesinas. La diferencia radica en que las actuales, por sus medidas, no pueden colocarse en el espacio diseñado para las paradas.

El eje del tranvía se ha comido el espacio para incorporar nuevas protecciones en las paradas. A pesar de que el Urbos 3 lleva más de un año circulando por el barrio, aún no se ha puesto remedio. Desde la Asociación de Vecinos Rey Fernando explicaron que están a la espera de que les den una solución, que, en principio, pasaría por reducir el tamaño de las cabinas para adaptarlas. Lo mismo ocurre en la Bombarda, donde los problemas de espacio dificultan la instalación de marquesinas.