Un tren de mercancías que salga de Zaragoza con destino Valencia pasando por Teruel necesita casi nueve horas para cubrir un trayecto de poco más de 300 kilómetros. Los colectivos que llevan años reclamando la electrificación del trazado recuerdan que en el siglo XIX los vagones hacían la ruta bastante más rápido. Con los años, el deterioro de los taludes hace que existan casi una veintena de tramos en los que es necesario circular a 20 kilómetros por hora, siempre durante el día y si hace buen tiempo. Con lluvias a veces es necesario parar porque las ruedas patinan en los raíles en las cuestas más pronunciadas.

La autoridad portuaria de Valencia anunció esta semana una inversión de 50 millones de euros que previsiblemente eliminará los puntos negros acortando en varias horas la duración del trayecto. Pero es solo el primer paso. «Con voluntad política se podría renovar y electrificar todo el trazado», señala el presidente del Puerto, Aurelio Martínez. Por ahora, esperan que los 200 millones que serían necesarios sean contemplados en los presupuestos del Ministerio de Fomento. «El actual responsable, Íñigo de la Serna es de Santander, así que podría estar interesado en la unión del Mediterráneo con el Cantábrico», establece.

La inversión restante para convertir la línea en un verdadero eje logístico que una la tercera y la cuarta ciudad de España es el equivalente a la construcción de 17 kilómetros de alta velocidad. «No son cifras desorbitadas: no me creo que no sea posible la inversión», asume.

La situación también tiene hartos a los vecinos de Teruel, pues la vía también comparte el tráfico convencional de pasajeros. «Los 50 millones solo son un parche para evitar que se bloquee la actividad comercial del puerto valenciano», explica el portavoz de la asociación para la defensa del ferrocarril, Ramón Perales.

La agrupación teme que este «parche» solo sirva para retrasar de forma indefinida la electrificación de la vía. En muchos apartaderos ni siquiera es posible combinar el cruce de dos trenes porque no son lo suficientemente largos. Este problema también se abordó con fondos del puerto de valencia en las estaciones de Cariñena, Ferreruela, Sarrión, Masadas Blancas y Segorbe. En ese caso se destinaron trece millones a su mejora.

Por ahora, la pelota está en el tejado de la empresa pública Adif, administrador de la infraestructura. «Temo que se acabe retrasando el inicio de las obras», señala Martínez. En esto las velocidades también recuerdan a las del siglo XIX.