¿Quién diría que no a un viaje gratis hasta su casa para poder ver a la familia cuando se está lejos del hogar? Esto es lo que piensan muchos ciudadanos griegos que no pueden ejercer el voto desde las embajadas de los países en los que residen o incluso por correo, cuando viven lejos de la población en la que están inscritos. Y lo piensan porque, ya que la ley electoral no les permite votar a distancia, los partidos políticos se encargan de sufragar los viajes de muchos de ellos hasta el lugar donde deben depositar la papeleta a cambio de recibir un voto a favor en las próximas elecciones.

Un sistema poco ético que se repite desde hace años. Petros Papakalos, lingüista jurado en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea aseguró en las redes sociales que "probablemente" Grecia era el único país de la Unión que no concede a sus emigrantes el voto a través de los consulados o por correo. Teniendo en cuenta que más de la mitad de los griegos viven fuera del país y ven lo que sucede con más perspectiva, es entendible que los políticos no permitan votar con facilidad a los emigrados. Mientras ponen trabas a esa mayoría, algunos partidos buscan cebos fáciles fuera del territorio heleno. Así, ofrecen viajes a los residentes en Australia y Estados Unidos --las dos mayores colonias griegas-- e incluso a algunos que viven lejos de sus islas y les es casi imposible llegar.

Según algunas asociaciones de expatriados, los griegos que viven fuera de su localidad y que pueden ejercer el derecho al voto serían aproximadamente 500.000 ciudadanos, un 7 u 8% del censo electoral. En el 2012, Evripidis Stylianidis, miembro de Nueva Democracia en el Parlamento griego, aseguró que se estaba trabajando en una legislación que les permitiría a votar a distancia sin necesidad de pagarse un billete de avión, tren, autobús o barco hasta su circunscripción.

La hermana de Haroula Koutsapli, griega residente en Zaragoza, vive en Atenas y ha recibido la llamada de Nueva Democracia, uno de los partidos de derechas. Ella debe ejercer el voto en Tsimandria Limnos, la isla donde nació. Hace poco, el partido le ofreció un viaje en barco hasta su casa --un trayecto de 12 horas-- a cambio de que les votase mañana. Ella, no dudó en reprocharles que la inversión que supone la compra de ese billete, y el de muchos más a los que se lo estaban ofreciendo, podría destinarse a crear un sistema que les permitiese votar a distancia.

Haroula asegura que su hermana no está afiliada a ningún partido, ni es simpatizante, por lo que se pregunta cómo ejercen el control para pedir "tan descaradamente" un voto. Fotios Basmalis, el hostelero griego residente en Zaragoza, lo tiene claro: porque se fijan en el signo de la familia. Y funciona. Porque muchos griegos se ven tentados a aceptar estas facilidades no por el interés de votar al partido, sino por viajar a casa gratis. Solo un dato más: votar en Grecia es obligatorio, aunque no se aplican sanciones casi nunca. Toda una paradoja.